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Matías Irarrazaval, asesor regional de la OPS en Salud Mental y Consumo de Sustancias, nos presenta una medida destinada a frenar el ascenso de los índices de suicidio en las Américas, la única región del planeta que sigue registrando aumentos.
Este 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental. Hace un mes, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) lanzó una campaña para detener el crecimiento de los índices de suicidio en las Américas, la única zona del mundo con una tendencia al alza. Conversamos con Matías Irarrazaval, asesor regional de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OPS.
**RFI:** ¿Por qué el suicidio constituye una de las principales preocupaciones de salud pública en las Américas?
**Matías Irarrazaval:** Entre 2000 y 2021 la tasa de suicidio en la región se incrementó un 17 %, siendo la única región de la OMS que muestra una subida sostenida en ese periodo. Cada año, entre 2015 y 2021, más de 100 000 personas fallecieron por suicidio en nuestras latitudes, lo que equivale a nueve casos cada 100 000 habitantes.
Cada muerte por suicidio es una tragedia que repercute también en los hogares y en las comunidades. En varias subregiones, el mayor porcentaje de suicidios se da entre los 25 y 49 años. En América Central, México, el Caribe latino y la zona andina, una parte importante de los casos ocurre en jóvenes de 10 a 24 años.
Reconocemos que ciertos factores culturales pueden incidir, como el aislamiento, la soledad o la escasa cohesión social, que dificultan que las personas pidan ayuda. Asimismo, la violencia, la pobreza y otros determinantes sociales afectan la salud mental y, en algunos casos, pueden desencadenar conductas suicidas. Aproximadamente la mitad de los países aún no cuenta con un programa, plan o estrategia nacional de prevención del suicidio.
**RFI:** ¿Cuáles son las señales que pueden indicar un riesgo de suicidio?
**Matías Irarrazaval:** Primero, es esencial entender que los temas relacionados con el suicidio y las ideas de muerte pueden aparecer en un número considerable de personas, sobre todo en adultos jóvenes y adolescentes. Hablar de suicidio no eleva el riesgo; al contrario, favorece la prevención y la detección temprana.
Si observamos que un colega, vecino o familiar se aísla más de lo habitual, pierde el interés por actividades que antes disfrutaba, muestra una notable disminución del ánimo y la energía, presenta alteraciones del sueño o del apetito, y estos signos persisten por más de dos semanas, es fundamental que esa persona sea evaluada por un profesional de la salud para revisar su estado mental general.
La OPS ha puesto en marcha un programa multisectorial para reducir la tasa de suicidios, con financiamiento asegurado para los próximos tres años.
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