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Para lograr la reducción de esta disparidad, se requiere una **acción deliberada**, educación que esté al alcance de todos, ocasiones genuinas de progreso y una mentalidad colectiva que impulse a cada individuo, con especial énfasis en niñas y adolescentes, a involucrarse de lleno en las innovaciones tecnológicas y convertirse en actores cruciales del porvenir digital.
Estamos inmersos en una era digital; la tecnología impregna cada sector y cada aspecto de nuestra existencia diaria. Almacenamos información personal, bancaria, de salud y hasta recuerdos familiares en nuestros aparatos electrónicos y en la “nube”.
Esta misma tendencia se observa con la data de empresas, instituciones e incluso entidades gubernamentales. En este panorama, la **ciberprotección** es, sin duda, un imperativo.
Pese a los avances y el rápido desarrollo de la industria dedicada a la protección de datos y sistemas contra agresiones, sustracciones o usos indebidos, persiste un desafío considerable: la **desigualdad de género**. La presencia femenina sigue siendo muy escasa (conforman apenas un 25% de la fuerza laboral), lo cual frena la inventiva y disminuye la capacidad del sector para responder a la creciente demanda de seguridad.
“Las disciplinas informáticas no son solo ocupaciones del mañana; constituyen una necesidad que atraviesa todas las áreas e impulsa nuestro presente”, afirma la ingeniera Karoline Taylor, coordinadora de la Escuela de Ingeniería en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) de la Universidad Iberoamericana, Unibe.
“La tecnología representa un motor para el cambio positivo y un impulsor del avance global, por lo que requiere la visión, la inventiva y el aporte de las mujeres. Las trayectorias **STEM** no están supeditadas al género”, recalca.
El inconveniente radica en que las trabas estructurales, los prejuicios sociales y la escasa exposición desaniman a las niñas de optar por caminos profesionales en tecnología. Para cerrar esta brecha, se necesita **intencionalidad**, acceso a la formación, chances reales de crecimiento y una cultura que motive a todas las personas, particularmente a las jóvenes, a tomar parte activa en los avances tecnológicos y ser protagonistas del futuro digital. En esta misión, centros educativos y universidades fungen como pilares esenciales y urgentes.
Las instituciones de enseñanza deben generar ambientes inclusivos y accesibles que las inciten a unirse a este ámbito, elaborar tácticas para despertar o cultivar su interés en las **STEM**, resaltar y dar visibilidad al rol trascendental que ejercen las mujeres en estas áreas y, por supuesto, funcionar como lugares seguros y libres de cualquier sesgo.
La Escuela de Ingeniería en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) de Unibe organizó del 13 al 17 de octubre el evento “Bootcamp de Ciberseguridad: Reduciendo la disparidad de género en ciberseguridad”. Se trató de una iniciativa práctica y formativa orientada a jóvenes de 13 a 16 años, que les permitió constatar que la ciberseguridad es una alternativa de carrera viable para todas.
Las 60 adolescentes que participaron recibieron instrucción sobre Linux, Windows, análisis de archivos de macOS, descifrado de contraseñas y escaneo de redes, todo ello en un entorno de **colaboración** y bajo la tutela de mentoras, especialistas del rubro, profesoras y colaboradoras que compartieron saberes, instrumentos y anécdotas. “Fue un espacio de aprendizaje conjunto, pero también de inspiración y creación de redes”, detalla Taylor.
“En mi trayectoria como mujer en las TIC, en muchos escenarios fui la única presente, lo cual me hizo más consciente de la urgencia de abrir horizontes para otras. He luchado contra estereotipos, pero también he hallado apoyo y guías que han confiado en mis capacidades y me han brindado posibilidades”, sostiene.
“Desde mi posición en la academia, me entusiasma acompañar a otras jóvenes en su proceso de exploración. Ser testigo de su empoderamiento, de cómo se atreven a cuestionar y a crear, constituye una de las mayores gratificaciones de mi vida profesional. Las **STEM** son un universo abierto para quienes posean curiosidad, capacidad creativa, rigor y el deseo de transformar el mundo”, concluye.
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