Dialiteísmo

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Vivimos en un auténtico laberinto de espejos con el piso de cristal, flotando allí entre las nubes. Este mundo líquido de la posverdad mezcla, sin orden, toda una serie de contradicciones que dificultan aplicar cualquier criterio moral capaz de distinguir a los lobos de las ovejas.

Existen desconcertantes “dialiteísmos”, un neologismo del inglés para describir afirmaciones que son ciertas, pero cuyas negaciones también lo son. El influyente secretario de Estado, Marco Rubio, junto al gobierno de Trump, destaca y aplaude el firme compromiso y los esfuerzos del presidente Abinader para combatir y contrarrestar el narcotráfico. A su vez, Guido es el portavoz más activo del Gobierno en la lucha contra la corrupción.

La interdicción del tráfico internacional y su reconocida colaboración con la DEA constituyen uno de los éxitos indudables de Abinader. Sin embargo, la estabilidad de precios en los numerosos y bien custodiados puntos de venta de droga sugiere que, en el mercado interno, no ha habido escasez alguna. La oposición al PRM subraya que más de una veintena de allegados, financistas, legisladores, funcionarios o familiares cercanos del partido gobernante han sido señalados como narcotraficantes. Pero “olvida” convenientemente que el Gobierno ha procesado o deportado a casi todos estos imputados. Una enérgica campaña de la oposición, que politizó el tema, forzó al PRM —después de los hechos— a “reafirmar su posición firme, categórica e inquebrantable” en contra del narcotráfico, las actividades ilícitas y por los valores democráticos. Trump, por su parte, mantiene un conflicto armado contra narcotraficantes venezolanos.

Ha eliminado a casi 30 presuntos delincuentes utilizando cohetes militares, aunque juristas de gran prestigio aseguran que, para justificar legalmente sus acciones, los estadounidenses no han presentado ninguna evidencia legítima ni un principio aplicable del derecho internacional. Es clara la postura resoluta de Abinader frente a la “narcodictadura” de Venezuela, mientras reclama apoyo para Haití, cuyo territorio está controlado por bandas al servicio de cárteles.

Según el senador republicano Lindsay Graham, Trump es el “nuevo sheriff” antinarcóticos del Caribe. Curiosamente, no confronta a los narcos mexicanos. Muchos enredos peligrosos desafían la lógica, que sostiene que dos ideas mutuamente opuestas no pueden ser ambas verdaderas en el mismo contexto. El dialiteísmo, que se diferencia de las paradojas —donde las contradicciones aparentes revelan certezas improbables— puede provocar fuertes jaquecas. Esperemos que el partidismo político no enturbie aún más esta ya abundante confusión.