Salud

Disminución del deseo sexual tras el parto: Un suceso con múltiples causas

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Dejando claro que, si bien las obligaciones del hogar son pesadas, esto no interrumpe la actividad íntima con su ser amado.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Santo Domingo, Rep. Dom. – La gestación, el periodo después del parto y el soporte del varón en los inicios, impactan no solo a la fémina, sino también la vida íntima sexual, la relación de pareja y la conexión familiar futura.

Comprender la falta de apetito sexual en ciertas mujeres tras el alumbramiento como una fase de dedicación y entrega al recién llegado es tan crucial como saber que ese lapso pasará y que el apoyo masculino resulta fundamental para retomar la normalidad.

Un sondeo efectuado por el periódico El Día reveló que, de 75 mujeres consultadas, el 32% señala haber perdido el interés sexual tras ser madres, mientras que un 46.67% afirma no haber mermado su apetito; de hecho, en algunos casos, se ha acentuado la necesidad de cercanía con sus compañeros. Un 21% mencionó que solo en los primeros días experimentan una disminución de la libido.

Algunas de las consultadas expresaron sus sentimientos, indicando que la palabra “falta de entendimiento” es muy presente en sus vidas tras la llegada de un bebé. “No es que no quiera a mi esposo, lo adoro, pero el sexo ya no es mi prioridad”, comentó una de las participantes, quien describió la frustración que se siente cuando dejan de ser dos y aparece ese ser de amor y dulzura inmensa, pero que conlleva una mayor carga de responsabilidad y quehaceres domésticos, los cuales, aunque se hagan con gusto, generan agotamiento. “Eso no ocurre porque dejé de amarlo, sino porque me encuentro exhausta” al caer la noche, debido a las ocupaciones laborales y las tareas diarias, prefiriendo el descanso sobre cualquier otro placer.

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No obstante, este no es el caso de otra de las mujeres entrevistadas —cuyos nombres se omiten por respeto a su privacidad—, quien aseguró que tras dar a luz a su hija menor, su nivel de atracción y erotismo con su compañero se elevó y fue mayor que en etapas previas. Dejando claro que, si bien las obligaciones del hogar son pesadas, esto no interrumpe la actividad íntima con su ser amado. “Es falso que se pierde, en mi caso no”… “Por el contrario, aumentó”, “Ahora estoy más ardiente”, enfatizó entre risas llenas de picardía, recordando esos instantes.

La doctora Ana Simó, terapeuta de parejas y sexóloga, señaló que la reducción o ausencia de deseo sexual después del parto no es un suceso exclusivo de la fase posnatal. Según ella, la mayoría de las mujeres que experimentan este bajón en la libido ya tenían una disminución durante la gestación o incluso antes, siendo el puerperio simplemente el momento en que la situación se hace más evidente, tras ser consultada por el periódico El Día sobre las causas de la reducción del apetito sexual a causa de la maternidad.

Según Simó, las variaciones hormonales y la novedosa responsabilidad que implica tener un hijo afectan directamente la vivencia sexual posparto, puesto que esta está íntimamente ligada a la salud hormonal y al manejo del agobio asociado a la crianza.

La terapeuta de parejas aclaró que, si bien la idea de la maternidad se idealiza con su aspecto más hermoso, también posee un aspecto importante: la obligación de un horario ininterrumpido 24/7 en el que no se acepta un “no puedo” como respuesta.

“No es que a la madre haya que tratarla como si fuese algo especial”, subraya la directora del Centro Vida y Familia, Ana Simó, “pero es necesario comprender la gran carga de responsabilidad que supone un bebé”. Esto aplica al caso de nuestra primera entrevistada, quien se sentía superada por las labores domésticas y una bebé de pocos meses a la que debía atender.

“Nadie te informa que ahora tu tiempo es limitado”, enfatiza la doctora.

Sin embargo, la llegada de este nuevo amor a la vida de una pareja unida por el anhelo, la pasión y el afecto, puede generar un punto de tensión entre ellos, no por la influencia directa del infante, sino por la dificultad que muchas mujeres enfrentan para distinguir sus diversos roles: madre, mujer y esposa.

Esta dinámica no es única de ellas; hay varones que, al centrarse demasiado en la crianza, descuidan y no fomentan la dimensión conyugal, lo que resulta en un deterioro notable de la conexión matrimonial y de pareja.

Para impedir que el vínculo se vea afectado negativamente, es vital que ambos miembros reconozcan y mantengan activa la dimensión de “cónyuges” o “compañeros”, sin permitir que el papel de “padres” lo opaque por completo. Conforme a la sexóloga, la clave para una transición exitosa radica en el equilibrio y en el esfuerzo consciente por nutrir el lazo íntimo, entendiendo que la perdurabilidad de la relación depende de atender todas las facetas de su vida conjunta, no solo las concernientes al cuidado del bebé.

A diferencia de las nociones populares sobre la infidelidad masculina durante y después del parto, la experta asegura que esta no es una práctica común en todos los hombres.

“No todos los hombres son desleales durante la gestación, eso no es cierto”, reafirma Ana Simó tras ser consultada sobre la certeza de esta creencia y si existe alguna justificación psicológica para ello.

“El que es infiel, frecuentemente lo es fuera del embarazo, no solo durante la gestación”, manifestó, insistiendo en que esto no es una conducta ni una respuesta a cómo actúan los hombres cuando su pareja está encinta. Si bien mencionó que estos, al igual que las mujeres, pueden experimentar una baja en el deseo sexual más orientada al desconocimiento sobre cómo no perjudicar al bebé durante el coito, por lo que la profesional en psicología sugiere que las visitas ginecológicas sean una responsabilidad compartida.

La ginecóloga obstetra, Ruth Castro, indicó que los momentos oportunos para reanudar la vida sexual con la pareja tras el alumbramiento son entre las cuatro y seis semanas. Aunque esto dependerá de si la paciente tuvo un parto natural, episiotomía, desgarros o cesárea, casos en los cuales la recuperación suele ser un poco más prolongada, extendiéndose de seis a ocho semanas.

Según Castro, quien también es ginecóloga estética y funcional, el organismo femenino experimenta cambios notorios durante la gestación, y aunque en la mayoría de los casos tiende a volver a su estado previo, este proceso no es instantáneo; puede requerir seis meses o más.

La ginecóloga explica que las mujeres en los primeros días posparto sí pueden sentir una disminución de su apetito sexual. En bastantes situaciones esta merma está influenciada por su propia percepción de su imagen.

“Muchas —refiriéndose a las pacientes— ya no se sienten atractivas tal como se ven en los primeros 6 meses tras el parto. Podríamos atribuirlo a alteraciones físicas y emocionales, otras veces al agotamiento, así como al estrés que afrontan con el cuidado del bebé y las noches de poco descanso”, detalla la experta en salud.

El cuerpo de la mujer sufre modificaciones durante la gestación, pero casi siempre retorna a su forma original. La recuperación de la silueta abdominal es un ejemplo de esta progresión gradual.

No obstante, las marcas que aparecen en el abdomen y los senos en algunas mujeres suelen ser definitivas, siendo la predisposición genética y la nutrición durante la dulce espera factores decisivos en su aparición e intensidad, según detalló la especialista en ginecología.

Finalmente, la terapeuta sexual opina que es indispensable que el hombre sea comprensivo y empático ante la ausencia de deseo sexual que experimentan muchas mujeres. Dado que esta reducción del interés por la intimidad no constituye un rechazo personal, sino una consecuencia natural de los cambios físicos y emocionales que acompañan la maternidad.

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