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El agotamiento de la percepción excesiva: Cómo gestionar una afectividad profunda

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Cuando el espacio para procesar o encauzar nuestras sensaciones resulta insuficiente, esta intensidad ininterrumpida puede transformarse en algo perjudicial.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Cuando el espacio para procesar o encauzar nuestras sensaciones resulta insuficiente, esta intensidad ininterrumpida puede transformarse en algo perjudicial. Una faceta intrínseca a la vivencia humana es la capacidad de experimentar emociones, las cuales desempeñan un triple rol esencial: el adaptativo, crucial para la supervivencia y la reacción al contexto que nos rodea; el social, que facilita la interacción y comunicación interpersonal; y el motivacional, que actúa como motor de nuestras acciones e impulsa la toma de decisiones.

Los sentimientos nos asisten para encarar coyunturas, conectar con el prójimo y orientar futuros movimientos. No obstante, si carecemos de margen para digerir o encauzar lo que experimentamos, la persistencia de esta intensidad puede derivar en algo contraproducente.

Dominar el arte de autosostenerse es factible sin que implique un desgaste mental. No se trata en absoluto de dejar de sentir, sino más bien de generar momentos de pausa y amparo.

* **Atención plena y respiración consciente:** Invertir unos minutos diarios para sintonizar con la respiración y las impresiones físicas, sin emitir juicios, puede disminuir la reactividad afectiva e incrementar la lucidez mental.
* **Manifestación artística:** Escribir, dibujar, pintar o cualquier forma de arte posibilita dirigir los sentimientos de modo sano.
* **Movimiento intencional:** Pasear, practicar yoga o ejercitarse de cualquier modo ayuda a soltar tensiones y a equilibrar la respuesta emotiva.
* **Soporte relacional y diálogo:** Compartir los sentimientos con alguien de confianza brinda consuelo y confirmación.
* **Definición de fronteras:** Aprender a rechazar y a dar prioridad a lo que se precisa, resguarda nuestra vitalidad y previene el agotamiento.
* **Reconsideración afectiva:** Observar la emoción con cierta distancia permite comprenderla sin caer en su dominio. Esta óptica refuerza la capacidad de autorregulación y fomenta una actitud de autocompasión.

Sentir en exceso no es ninguna tara, sino un elemento aprovechable en el camino del autoconocimiento. Cuando esto resulta agotador, podemos aprender a ser nuestro propio soporte y custodiar nuestra sensibilidad como un valor que merece protección. Un especialista en salud mental siempre puede ofrecer ayuda, técnicas personalizadas y acompañamiento para aprender a controlar tus emociones.

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