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El Cementerio de la Independencia se rehabilita con el propósito de fomentar el necroturismo en la Ciudad Colonial

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El objetivo de esta iniciativa es fomentar el turismo de cementerio, también conocido como necroturismo o turismo funerario, en la Ciudad Colonial de Santo Domingo.

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El Cementerio de la Independencia será transformado en un destino cultural.

Al parecer, ha concluido la primera fase del ambicioso proyecto de remodelación del Cementerio de la Independencia, impulsado por el ADN, con la finalización del rescate de unas 100 sepulturas y el reacondicionamiento de otras áreas. El objetivo de esta iniciativa es fomentar el turismo de cementerio, también conocido como necroturismo o turismo funerario, en la Ciudad Colonial de Santo Domingo.

Este cementerio, considerado un valioso patrimonio arquitectónico, al ser testigo de gran parte de la historia nacional desde 1824 hasta 1965, ostenta una relevancia histórica y social sin precedentes. Además de albergar a un gran número de personalidades importantes de la historia dominicana, contiene tumbas que son auténticas obras de arte por sus diseños y materiales.

El plan de restauración, diseñado por la alcaldía en colaboración con un equipo de especialistas en la materia, busca no solo preservar estas piezas artísticas, sino también mejorar las instalaciones para ofrecer una vivencia enriquecedora a los turistas locales y extranjeros que opten por visitar esta área de la capital.

**Necroturismo**

El turismo de cementerio, conocido también como necroturismo o turismo funerario, es una modalidad de turismo cultural que consiste en visitar camposantos y otros lugares de entierro con valor histórico, arquitectónico y biográfico, o que acogen a figuras destacadas. Lejos de ser un acto macabro, esta actividad proporciona una visión profunda del legado cultural, la memoria colectiva y las costumbres funerarias de diversas etapas de la sociedad.

Con el paso del tiempo, los cementerios se han erigido en espacios sagrados donde, entre cruces, lápidas, nichos y esculturas funerarias, se revela no solo cómo vivieron o fallecieron quienes allí reposan, sino también cómo fue la vida social durante esas distintas épocas en el país.

**Orígenes**

Este camposanto se estableció en las afueras de la Ciudad Amurallada (Ciudad Nueva), en una zona denominada la Sabana del Rey, a la cual se accedía por un sendero llamado el Camino de Güibia, lo que hoy conocemos como la avenida Independencia. Fue el primer cementerio construido en la época de la ocupación haitiana (1822-1844), y se le conoció inicialmente como cementerio de La Sabana.

Fue inaugurado el 29 de agosto de 1824 con la inhumación del cuerpo de la joven Juana Flores, quien se convirtió en la figura fundadora del cementerio, refiriéndose a ella como la “baronesa”. Posteriormente, fue llamado Cementerio Católico, luego se le conocería como Cementerio Cosmopolita y, finalmente, el 29 de marzo de 1887, fue designado por el ayuntamiento como Cementerio Municipal.

Posiblemente no hubo un sitio más adecuado para la edificación de esta necrópolis, ya que este terreno baldío, cubierto de abundante vegetación y árboles de almendra y mango, era utilizado por los diferentes gobiernos de la época para fusilar a los condenados a muerte por delitos contra la sociedad o por simple desacuerdo con las directrices políticas de los gobernantes de turno.

**Multicultural**

Se puede afirmar que este camposanto es multicultural, pues en él se encuentran sepultados: haitianos, judíos, árabes, italianos, españoles, palestinos, norteamericanos, polacos, cocolos, africanos, franceses, ingleses y chinos.

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