Internacionales

El influjo de la vigilancia digital en el ejercicio de la libertad de expresión en las Américas

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Esta normalización **fomenta un clima de permisividad** ante la vulneración constante de los derechos humanos esenciales.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Washington D.C.- la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presenta su **reciente informe temático**, titulado “El impacto de la vigilancia digital en la libertad de expresión en las Américas”. Este documento se dedica a **analizar el empleo de tecnologías de espionaje y control** en la región, la creciente **aceptación social y práctica** de estas herramientas en la esfera pública y sus **consecuencias sobre los derechos fundamentales**. Además, el informe revisa el **marco legal vigente**, documenta tanto los avances como las **buenas prácticas identificadas**, e identifica los principales obstáculos que dificultan asegurar la **observancia de los estándares internacionales** en este ámbito.

El Informe **alerta** que las técnicas de vigilancia digital más invasivas –aquellas que, debido a su impacto adverso en derechos como la libertad de expresión y la privacidad, deberían limitarse a **situaciones de estricta excepcionalidad** según el derecho internacional de los derechos humanos– se están **integrando progresivamente en la práctica cotidiana** y en la **percepción generalizada** en el continente americano. Esta normalización **fomenta un clima de permisividad** ante la vulneración constante de los derechos humanos esenciales. A este respecto, la Relatoría Especial **verificó** que diversas tecnologías de vigilancia –que abarcan desde el **software espía comercial** hasta los sistemas de **reconocimiento facial**, pasando por el **rastreo mediante geolocalización** y la **captura masiva de datos**– se han implementado ampliamente a lo largo de la región en un **contexto de marcos legales deficientes**, con sistemas de supervisión insuficientes y un **nivel mínimo de transparencia**.

La Oficina también **expresó su inquietud** ante el uso de la vigilancia digital para **hostigar de manera dirigida** a periodistas, defensores de derechos humanos, opositores políticos, abogados y otros miembros de la sociedad civil, una práctica **evidenciada** en múltiples países de América. Estos episodios demuestran que, en numerosos escenarios, la vigilancia **no se utiliza con fines legítimos** como la aplicación de la ley o la protección de la seguridad nacional, sino que funciona como un **instrumento de control político**, represión de voces disidentes y censura. La Relatoría **hace hincapié** en que las ramificaciones de la vigilancia digital sobre los derechos humanos son **profundas y de gran alcance**, afectando no solo a aquellos directamente vigilados, sino también a sus allegados, contactos y a la sociedad en su conjunto. Estas prácticas **debilitan** la defensa de los derechos, la libertad de prensa, el debate público, la participación ciudadana y la estructura democrática misma. Se subraya, además, que hasta la fecha, **ningún Estado** de las Américas ha logrado llevar a juicio a los responsables de cometer abusos de vigilancia ni ha ofrecido una **reparación significativa** a las víctimas.

La información compilada en este informe **pone de manifiesto la necesidad imperiosa** de establecer **mecanismos de actuación integral** para evitar los abusos de vigilancia de forma preventiva, identificarlos una vez que se producen, asegurar **remedios eficaces** para las personas afectadas y **sancionar** a aquellas entidades que perpetran o son cómplices de violaciones de derechos.

En consecuencia, el informe presenta un **conjunto de recomendaciones específicas**, dirigidas inicialmente a los Estados miembros de la OEA. El objetivo es **salvar las lagunas legales y jurisdiccionales** en sus marcos normativos sobre la vigilancia estatal, establecer **órganos de supervisión independientes**, y crear o fortalecer los **sistemas de rendición de cuentas**. También se formulan directrices hacia las **empresas que desarrollan** tecnologías de vigilancia y para las **instituciones financieras e inversores** que sustentan estas actividades. A estos actores se les recuerda su **obligación** de implementar procesos exhaustivos de **debida diligencia en materia de derechos humanos**, cooperar con las investigaciones penales y procedimientos judiciales relacionados con el uso indebido de estas tecnologías, y exigir requisitos contractuales vinculantes de **acatamiento de los derechos humanos** por parte de todos sus clientes gubernamentales e institucionales. Estas recomendaciones se encuentran en **total consonancia** con el marco jurídico interamericano de derechos humanos, lo que **reafirma el compromiso** con la promoción de un debate público libre y plural, **vital para la consolidación de la democracia** en las Américas.

Finalmente, la Relatoría Especial **resalta** que la elaboración de este informe contó con la **amplia colaboración** de una diversidad de actores relevantes. La Oficina **extiende un especial agradecimiento** a los Estados miembros de la OEA, organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas, periodistas, expertos y todas aquellas personas que ofrecieron sus testimonios, aportes e información crucial durante las diferentes etapas del proceso de desarrollo del documento.

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