Salud

El modo en que diferenciamos la celiaquía, la sensibilidad al gluten no celíaca y la alergia al trigo

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Aunque comparten signos como malestar abdominal y cansancio, estas tres afecciones poseen orígenes y tratamientos muy distintos, por lo que el dictamen médico es fundamental.

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Aunque comparten signos como malestar abdominal y cansancio, estas tres afecciones poseen orígenes y tratamientos muy distintos, por lo que el dictamen médico es fundamental. Molestias digestivas, agotamiento o dolor de tripa después de consumir pan, pasta o galletas, pueden ser indicativos de que el gluten no sienta bien. Sin embargo, tras esa sintomatología pueden esconderse tres diagnósticos diferentes: la celiaquía, la sensibilidad al gluten no celíaca o la alergia al trigo, según detalla la Cleveland Clinic.

La enfermedad celíaca es un trastorno de naturaleza autoinmune donde el gluten —una proteína presente en el trigo, la cebada y el centeno— provoca daño en el intestino delgado. La sensibilidad al gluten no celíaca, por otro lado, causa síntomas parecidos sin generar lesiones intestinales ni anticuerpos detectables. Finalmente, la alergia al trigo consiste en una respuesta del sistema inmunitario a las proteínas de este cereal, pudiendo afectar al sistema digestivo, la piel o incluso al respiratorio.

Los especialistas Alberto Rubio Tapia y Claire Jansson-Knodell, gastroenterólogos de la Cleveland Clinic, resaltan que la diferencia clave entre la celiaquía y la sensibilidad al gluten reside en el daño intestinal: “En la enfermedad celíaca, el gluten destruye las vellosidades del intestino delgado; en la sensibilidad, no existe lesión física, aunque los síntomas pueden tener la misma intensidad”.

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La alergia al trigo, por su parte, puede ocasionar jadeos, picazón, urticaria o anafilaxia, reacciones que no se presentan en las otras dos condiciones. En ciertas situaciones, incluso percibir el olor o inhalar el cereal puede desencadenar una crisis.

Respecto al diagnóstico, la celiaquía se confirma a través de análisis de sangre para detectar anticuerpos y, si es necesario, con una biopsia intestinal. Los médicos aconsejan no retirar el gluten de la dieta antes de la realización de las pruebas, puesto que esto podría alterar los resultados. La alergia al trigo se diagnostica mediante análisis de anticuerpos IgE o pruebas cutáneas, mientras que la sensibilidad al gluten se determina por exclusión, una vez descartadas las otras dos patologías.

En cuanto a su incidencia, la sensibilidad al gluten afecta hasta un 10% de la población, la enfermedad celíaca en torno al 1%, y la alergia al trigo es menos frecuente, afectando solamente al 0,2%, principalmente en la etapa infantil.

Los expertos insisten en que, ante la persistencia de los síntomas, es imprescindible consultar a un profesional antes de suprimir el gluten de la alimentación. Un diagnóstico exacto hace posible adecuar la dieta y mejorar la calidad de vida sin imponer restricciones innecesarias.

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