Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
El prelado de la jurisdicción eclesiástica de San Pedro de Macorís y Hato Mayor, monseñor Santiago Rodríguez, opina que el estado actual de Venezuela está fuera de control, distanciado de todo lo referente a libertad, humanidad, humanismo, vida social y, por supuesto, de considerar o mencionar democracia y ciudadanía.
El monseñor considera que cualquier intento para derrocar el caciquismo desmedido y descarado que se está gestando y consolidando a través de los autodenominados liberales y socialistas, merece y amerita ser ejecutado, por lo que sugiere que otras potencias, como la de Estados Unidos, deben ofrecer apoyo para erradicar de manera definitiva esta problemática en el país hermano.
Señaló que no se puede hablar de autodeterminación cuando en verdad predomina el caudillismo distorsionado bajo la presunta doctrina del socialismo y, especialmente, cuando las comunidades padecen la presencia del comunismo, una realidad vivida por las naciones latinoamericanas en tiempos pasados.
“Para mí representa el mayor simulacro y fingimiento de quienes lo han impulsado y aplicado, y también la vía por la que han conseguido afianzarse en el liderazgo de estas naciones sumidas en la precariedad, el pesar, el sufrimiento, la servidumbre, la escasez y la desesperación, obligándolos a emigrar a otros territorios precisamente en pos y en nombre de un comunismo”, manifestó.
Estimó que Venezuela debe superar el trance en el que se halla, dado que acumula muchos años de gran penuria y tristeza. Recordó que era una nación de gente noble, con vasta riqueza, y que en cierto momento se convirtió en un aliado de la República Dominicana, acogiendo a numerosos individuos, lo que posibilitó que fuera el sitio donde los anhelos dominicanos se hacían realidad.
El obispo Rodríguez expresó su respaldo y acuerdo con la búsqueda de soluciones rápidas y factibles que permitan al pueblo venezolano salir de este gran colapso y miseria en el que ha sido arrojado.
Afirmó que desde la fe y la práctica del precepto divino, no se pueden justificar los atropellos cometidos contra una población humilde y sencilla, puesto que siempre son los menos favorecidos y los más vulnerables quienes más padecen. Concluye que esas familias, lamentablemente, deben desmembrarse a causa de este comunismo espurio e hipócrita.
Agregar Comentario