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WASHINGTON (apro) .- El Departamento de Guerra ha anunciado que, siguiendo órdenes directas del presidente Donald Trump, se ha enviado a las aguas del Hemisferio Occidental, bajo la supervisión del Comando Sur, al portaaviones Gerald R. Ford, con el objetivo de fungir como fuerza de contención ante el narcoterrorismo.
“En apoyo a la directriz presidencial de desmantelar a las Organizaciones Criminales Transnacionales y contener el narcoterrorismo en defensa de la seguridad nacional, el secretario de Guerra (Pete Hegseth) ordenó al portaaviones y su grupo de ataque aéreo, el Gerald R. Ford, dirigirse a la zona de responsabilidad del Comando Sur”, detalló el Pentágono.
Este despliegue de la fuerza bélica estadounidense en la región sur del Hemisferio Occidental se enmarca en la campaña militarizada que Trump ha declarado abiertamente contra el narcoterrorismo, prestando especial atención a aquel que, según afirma, emana de Colombia y Venezuela.
Desde el pasado 2 de septiembre hasta la fecha, el Comando Sur ha destruido 10 embarcaciones y ha ejecutado a 41 individuos que se encontraban a bordo, argumentando, sin presentar pruebas concluyentes, que transportaban narcóticos destinados a Estados Unidos, procedentes de grupos narcoterroristas colombianos y venezolanos.
La estrategia militar adoptada por el Pentágono es percibida como una táctica de presión psicológica y táctica del gobierno estadounidense, dirigida principalmente contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, pero también contra el gobierno colombiano de Gustavo Petro.
A Maduro, y sin que existan evidencias sólidas, el gobierno de Trump lo ha señalado como supuesto líder del Cártel de los Soles y del Tren de Aragua, agrupaciones que Washington ha clasificado como grupos de terrorismo internacional.
En el caso de Petro, el presidente Trump lo ha calificado de líder del narcotráfico y productor masivo de enervantes. Esto se deriva de que el mandatario colombiano acusara a Trump de haber ordenado la destrucción de una embarcación (una de las 10 eliminadas por el Pentágono) que, según Petro, era de pescadores y no de narcotraficantes.
“El refuerzo de la presencia de fuerzas estadounidenses en el área de responsabilidad del Comando Sur (aguas del Caribe y el Pacífico sur) consolida nuestra capacidad para detectar, vigilar y neutralizar actos ilícitos y actividades que comprometen la seguridad y la prosperidad de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental. Estas fuerzas mejoran y amplían las capacidades existentes para contener el tráfico de narcóticos y desarticular a las Organizaciones Criminales Transnacionales”, concluyó el Pentágono al notificar el envío del portaaviones.
Esta semana, Trump dejó meridianamente claro que el Departamento de Guerra, operando en “aguas internacionales” del Caribe y el Pacífico, “abatirá” a los narcoterroristas que intenten trasegar drogas hacia Estados Unidos.
Paralelamente, Trump confirmó que ha autorizado a la CIA a llevar a cabo operaciones encubiertas dentro de Venezuela, y dejó abierta la posibilidad de que el Pentágono también lance ataques terrestres contra narcoterroristas sin necesidad de una declaración de guerra formal o de consultar al Congreso federal de su país.
Estos movimientos de las fuerzas tácticas y especiales del Pentágono en proximidad al territorio marítimo, aéreo y terrestre de Venezuela se interpretan como señales de las intenciones de Trump de impulsar un cambio de régimen en la nación sudamericana.
El gobierno de Estados Unidos, tras imputar a Maduro el cargo de líder de grupos narcoterroristas en Venezuela, ofrece una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca a su arresto y posterior proceso judicial.















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