Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
La crisis que vive el Partido de la Liberación bajo la dirección de su presidente Danilo Medina, marcada por las incesantes dimisiones de militantes y dirigentes, tanto de alto como de medio rango, era previsible.
En 2018 pronostiqué que el futuro y el destino de esa organización política, entonces liderada por Medina, acabarían siendo semejantes a los del Partido Revolucionario Dominicano (PRD); y el paso del tiempo ha confirmado esa predicción.
En los últimos meses ha aumentado notablemente la cantidad de figuras relevantes del PLD que han presentado sus cartas de renuncia.
Entre los que han abandonado la bancada se encuentra el regidor José Durán, presidente del PLD en Licey al Medio y miembro del Comité Central, con 35 años de militancia. A su salida se sumó el publicista Charlie Núñez, también integrante del Comité Central.
En el exterior, el presidente del Comité de Intermedio 43 en el Bronx, Nueva York, Juan Antonio Núñez (Jankarlos), y Carlos Sánchez, vice‑secretario de cultura, quien lleva 50 años afiliado.
Asimismo, el exsenador de Barahona José del Castillo Saviñón, junto a los miembros del Comité Central Charinee Ovalles y Luis Alberto Peláez, el exdiputado Héctor Ramírez y su equipo político. También el regidor Hatueyindí Rosario Rivas, Juan Pablo Nivar, director de un distrito municipal, que abandonaron la organización acompañados de varios compañeros.
En los últimos días también presentó su dimisión Omar Guevara, miembro del Comité Central con más de tres décadas de militancia, así como Rosa Ariza (La Cury) y el regidor Toidy Pérez.
Solo he enumerado una fracción de los miles de dirigentes que han dejado el PLD alegando la desastrosa gestión de su presidente Danilo Medina, quien condujo al país con gran éxito durante cuatro periodos consecutivos.
Hoy el colapso es evidente y, de proyectarlo a las elecciones de 2028, podríamos asegurar que esa formación política solo tiene dos opciones: pactar con un sector del PRM (con el cual coincide) para impedir —como es su objetivo— el triunfo de su archirrival Leonel Fernández; o bien abandonar su odio visceral contra el líder de Fuerza del Pueblo (el enemigo de mi enemigo es mi amigo), y alcanzar un acuerdo para desbancar al Partido Revolucionario Moderno.
Si opta por lo primero, el PLD quedaría reducido a una pequeña bisagra, será repudiado por una amplia parte de la población y la migración de la mayoría de sus dirigentes hacia la FP se disparará considerablemente.
Agregar Comentario