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El cáncer de mama es uno de los asuntos de salud más comentados y, al mismo tiempo, uno de los más rodeados de confusión. Con datos contradictorios difundidos en redes sociales y medios de comunicación, resulta sencillo caer en creencias equivocadas que pueden generar temor innecesario o, peor aún, retrasar la detección y el tratamiento.
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En este contexto, te señalamos algunos mitos sobre el cáncer de mama que conviene descartar:
El riesgo de desarrollar cáncer de mama crece con la edad, y la mayoría de los diagnósticos se realizan en mujeres mayores de 50 años.
No obstante, las mujeres más jóvenes también están siendo afectadas, y resulta alarmante que la incidencia en este grupo esté en aumento. En los últimos cinco años, los casos de cáncer de mama en mujeres menores de 50 años han incrementado más de un 2 % anual.
Esta tendencia ha preocupado a los especialistas, sobre todo porque las pacientes jóvenes suelen ser diagnosticadas con formas más agresivas, en etapas más avanzadas, y presentan pronósticos menos favorables.
Aunque esas antiguas afirmaciones aparecen con frecuencia en las redes sociales, han sido refutadas por estudios científicos. Un trabajo de 2014 con 1 500 mujeres demostró que los hábitos de uso del sujetador —incluido si llevaban copas, el tiempo medio de uso diario y la edad en que empezaron a usarlo— no guardan relación con un mayor riesgo de cáncer de mama en mujeres posmenopáusicas.
Asimismo, según el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), no existe evidencia científica que vincule el uso de desodorantes antitranspirantes con el riesgo o la aparición del cáncer de mama.
Los nódulos son la señal más conocida del cáncer de mama, pero existen muchos otros indicios que podrían delatar un problema: inflamación de los senos, hoyuelos en la piel, secreción del pezón, eritema rojo, entre otros.
Además, a muchas mujeres se les diagnostica cáncer de mama durante pruebas de detección rutinarias, mucho antes de que perciban un bulto o noten cualquier cambio en sus pechos.
Las mamografías y otras técnicas de cribado han salvado millones de vidas al identificar el cáncer de mama en sus etapas más tempranas. Cuando se detecta a tiempo, la enfermedad es casi 100 % curable, frecuentemente con tratamientos menos intensivos y cirugías menos extensas. Investigadores financiados por la BCRF están impulsando la mamografía con nuevas tecnologías, como la mamografía espectral con contraste y la inteligencia artificial, para optimizar el tamizaje.
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