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Familia de trinitense fallecido en ataque critica política de bombardeo de Trump a gente “como perros”

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Pero no pueden simplemente ir por ahí haciendo explotar barcos, asesinando a personas, a familias".

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“Era una persona amorosa, afable, cariñosa y generosa”, afirmó a la AFP su hermana Sunita Korasingh el jueves por la mañana tras el funeral en El Socorro, un suburbio situado a unos 10 km de Puerto España.

Los allegados de Rishi Samaroo mantienen un discurso uniforme: era pescador y no un narcotraficante, contrariamente a lo que argumentó Estados Unidos al bombardear la lancha en la que viajaba entre Venezuela y Trinidad.

Las autoridades de Puerto España todavía no confirmaron que Samaroo, de 41 años, y Chad Joseph, de 26, se encontraran entre las seis personas fallecidas en un ataque informado por el propio presidente Trump la semana anterior.

La policía señaló que estaba investigando el suceso.

“Era una persona amorosa, afable, cariñosa y generosa”, dijo a la AFP su hermana Sunita Korasingh el jueves por la mañana, después de la ceremonia fúnebre en El Socorro, una zona residencial a unos 10 km de Puerto España.

Estados Unidos desplegó buques de guerra en el Caribe como parte de una operación antidrogas, aunque Venezuela sostiene que es un plan para derrocar al presidente Nicolás Maduro.

Las fuerzas armadas estadounidenses han reivindicado hasta ahora nueve ataques de este tipo en las últimas semanas, con un balance de 37 muertos.

“Esta es mi pregunta para el gran presidente”, manifestó Korasingh, de 38 años. “Si estaba 100% seguro de que esa embarcación llevaba drogas, ¿por qué no la detuvo y la revisó (…) en lugar de destruir a las personas y sus familias como si fueran perros y gatos?”.

“Si hubieran hallado drogas, podrían haberlos encarcelado conforme a la ley”, insistió. “Pero no pueden simplemente ir por ahí haciendo explotar barcos, asesinando a personas, a familias”. “Existe una forma mejor de gestionar las cosas”.

“Todos cometemos errores”

Unas 30 personas se reunieron el miércoles por la noche para el velatorio de Samaroo, que su familia organizó bajo una carpa en el popular barrio Bim Bim de El Socorro.

Vecinos cuentan que los tiroteos son habituales en esta área, donde actúan bandas de narcotráfico y reside una considerable comunidad de migrantes venezolanos. Pocos aceptaron hablar con la AFP.

Los asistentes jugaban a las cartas, consumían alcohol y café, mientras otros charlaban sobre Samaroo, de quien decían que residía en Maraval, al norte de la capital, y que rara vez visitaba el pueblo de su familia.

Un pandit dirigió la ceremonia religiosa del hinduismo, una de las creencias más practicadas en Trinidad y Tobago.

Sunita preparó una pancarta para otra ceremonia en la que Samaroo aparece con alas de ángel posado sobre nubes con un cielo azul de fondo. “Ido, pero nunca olvidado”, se lee abajo.

La familia relató que emigró a Venezuela poco después de cumplir una condena de 15 años de prisión por homicidio.

“Cuando salió, se convirtió en pescador”, contó Korasingh. “Cuidaba animales, cabras. Hacía queso, vendía esas cosas”.

No sabe qué relación tenía su hermano con Chad Joseph, quien según la prensa fue acusado en el pasado por narcotráfico, aunque nunca condenado. “Todos cometemos errores a una edad temprana, en la adolescencia. Y aprendemos de nuestros fallos y crecemos gracias a ellos”, indicó Korasingh.

Familiares y vecinos de Las Cuevas, un pequeño pueblo a una hora al norte de Puerto España, negaron la semana pasada a la AFP cualquier conexión de Joseph con el negocio de las drogas. Su tía afirmó que era pescador y agricultor. “Hacía toda clase de trabajos para sobrevivir”.

“Me llamó por videollamada”

Samaroo tenía tres hijos de tres mujeres distintas en Venezuela. Según Korasingh, un mes antes del viaje que terminó en el bombardeo, intentó regresar a Trinidad en lancha, pero no pudo avanzar, obstaculizado por las autoridades —no especificó si venezolanas o trinitenses.

Su otra hermana, Sallycar Korasingh, dijo el miércoles que recibió una llamada de Samaroo la noche fatídica en que zarpó.

“Antes de subirse al bote, me hizo una videollamada”, relató. “Hablamos y me mostró que iba a embarcar. Fue justo antes de la medianoche del domingo, entrando al lunes (13 de octubre). Le tomé una foto”.

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