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Tragedia en Francia: investigan el aparente suicidio de una niña de nueve años.
Kao, un chico de 10 años originario de la provincia de Kanchanaburi, fue sujeto de un duro episodio de acoso escolar cuando sus compañeros de estudio le grabaron la palabra “py” en la frente. Para ello, emplearon una máquina de tatuar improvisada: una aguja de coser unida a un bolígrafo, usándola para dejar inscripciones en su cara, brazos y piernas.
Las fotografías del joven comenzaron a difundirse en internet cuando una persona solidaria solicitó ayuda para borrar las ofensivas marcas. Janjira “Frame” Kaewket, una tatuadora de la zona, se ofreció a colaborar tras ver la publicación en Facebook.
El 4 de octubre, Kao acudió al estudio de Janjira, donde primero le aplicaron una crema anestésica antes de empezar el tratamiento con láser para eliminar los tatuajes. Las imágenes muestran al menor recostado con calma en una silla reclinable mientras la experta trabajaba en su piel.
“Me sorprendió que alguien se atreviera a tatuar a un niño tan pequeño,” comentó Janjira. “Le expliqué que los tatuajes desaparecerían sin problema porque sólo se había utilizado una herramienta casera.” El procedimiento de remoción duró unos 15 minutos, aunque la crema anestésica requirió una hora de espera debido a la corta edad del niño.
Kao reveló que hizo caso a otros chicos mayores, sin comprender el significado de sus actos. Tenía más de diez marcas en las piernas, todas quitadas en esa primera visita. Janjira calculó que serán necesarias tres sesiones para la eliminación total de los tatuajes y prometió realizar todo el trabajo de forma gratuita.
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