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Activistas a bordo de una flotilla de embarcaciones que se dirigen a Gaza proclamaron la noche del miércoles que la marina israelí ha empezado a interceptar sus naves mientras se aproximan al territorio palestino sitiado.
La Flotilla Global Sumud, que lleva a Greta Thunberg, Mandla Mandela, nieto de Nelson Mandela, y varios parlamentarios europeos, está compuesta por cerca de 50 barcos y 500 activistas, y transporta una carga simbólica de ayuda humanitaria. Mantiene su objetivo de romper el bloqueo israelí sobre la franja costera y entregar la ayuda a los palestinos.
Greg Stoker, veterano estadounidense a bordo de uno de los barcos de la flotilla, relató que fueron rodeados por una docena de buques de guerra con sus transpondedores desactivados.
“Ahora nos llaman a nuestras embarcaciones, exigiéndonos que apaguemos los motores y esperemos nuevas instrucciones; si no, confiscarán nuestros barcos y afrontaremos las consecuencias”, dijo en un tembloroso video publicado en Instagram mientras llevaba puesto un chaleco salvavidas rojo.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel informó en X que la Marina había contactado a la flotilla para solicitarles que cambiara de rumbo y advertirles de que se acercaban a “una zona de combate activa”. Reiteró su disposición a trasladar la ayuda a Gaza mediante otros canales. Ese llamado fue repetido por gobiernos europeos, entre ellos Italia, que había enviado un buque de la Marina para seguir a la flotilla durante parte de su travesía, pero se detuvo al acercarse a la costa de Gaza.
El canciller italiano, Antonio Tajani, confirmó la intervención israelí y señaló que la operación duraría entre 2 y 3 horas. Declaró a la televisión estatal Rai que los barcos serían remolcados al puerto de Ashdod, en Israel, y que los activistas serían evacuados en los próximos días. También indicó que se ordenó a las fuerzas israelíes “no recurrir a la violencia”.
La flotilla entra en una “zona de riesgo”
Ese miércoles por la tarde, los barcos navegaban en aguas internacionales al norte de Egipto y habían ingresado en lo que activistas y otros denominan “zona de peligro” o “zona de alto riesgo”. Aunque siguen en aguas internacionales, es un sector donde la marina israelí ha detenido previamente otras naves que intentaron romper el bloqueo, y la flotilla había sido advertida de no cruzarla.
Durante la noche, los activistas aseguraron que dos buques de guerra israelíes se acercaron de forma agresiva a dos de sus embarcaciones, rodeándolas e interfiriendo sus comunicaciones, incluidas las cámaras en directo a bordo.
“Fue un acto de intimidación. Querían que nos vieran”, afirmó Lisi Proença, activista a bordo del Sirius, nave que fue atacada junto al Alma.
Después del acercamiento nocturno, los buques militares se retiraron y la flotilla prosiguió su marcha, transmitiendo en vivo desde las cámaras instaladas en varios de sus barcos.
Un viaje transmitido en directo
Ese miércoles por la tarde, el ambiente era más distendido en las cubiertas de algunos veleros que documentaban su travesía mediante transmisiones en vivo 24 horas al día. Varios activistas alzaron mensajes de solidaridad con el pueblo de Gaza y corearon “¡Palestina libre!” ante las cámaras, mientras se escuchaba música de fondo. Los participantes de la flotilla también saturaron las redes sociales con videos de la ruta y actualizaciones continuas.
Si todo sigue según lo previsto, la flotilla, que zarpó del puerto español de Barcelona hace un mes, arribaría a las costas de Gaza el jueves por la mañana, informó el colectivo.
Sin embargo, los activistas advirtieron que eso era poco probable y que esperaban que las autoridades israelíes intentaran detenerlos en cualquier momento, como ya ocurrió en intentos anteriores.
Al anochecer, detectaron en el radar varias embarcaciones no identificadas acercándose y se pusieron los chalecos salvavidas ante la inminente llegada del ejército israelí. Cuando los buques israelíes se aproximaron con luces intensas apuntándoles, algunos activistas lograron emitir el momento en directo desde sus teléfonos antes de lanzar sus dispositivos al agua.
Israel y otros gobiernos les piden que regresen
El canciller israelí, Gideon Saar, calificó a la flotilla de provocación y les advirtió que detuvieran su marcha y enviaran la ayuda por vías alternativas hacia Gaza. “No es demasiado tarde”, publicó en X.
El gobierno israelí ha acusado a algunos integrantes de la flotilla de estar vinculados a Hamás, aunque ha presentado escasas pruebas al respecto. Los activistas rechazan rotundamente esas acusaciones y afirman que Israel busca justificar posibles ataques contra ellos.
Los gobiernos europeos, entre los que se incluyen España e Italia, que habían enviado sus buques de la Armada para escoltar a la flotilla durante parte de la ruta, instaron a los activistas a volver y evitar el enfrentamiento. Mientras la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, comentó el martes por la noche que las acciones de la flotilla comprometían la reciente propuesta del presidente de EE. UU., Donald Trump, para resolver la guerra en Gaza, el primer ministro español los defendió.
Pedro Sánchez declaró a la prensa el miércoles: “Hay que recordar que es una misión humanitaria, que no se habría llevado a cabo si el Gobierno de Israel hubiera permitido el ingreso de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo”. Añadió que los españoles que participan contarán con plena protección diplomática.
La Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar establece que un Estado tiene jurisdicción solo hasta 19 km (12 millas náuticas) de sus costas. En principio, los Estados no pueden incautar barcos en aguas internacionales, aunque el conflicto armado constituye una excepción.
Yuval Shany, especialista en derecho internacional de la Universidad Hebrea de Jerusalén, opinó que mientras el bloqueo de Gaza por parte de Israel esté “justificado militarmente” –es decir, destinado a impedir el paso de armas– y el barco pretenda romper el asedio, Israel puede interceptar la nave tras una advertencia previa. El punto controvertido es si el bloqueo está justificado militarmente y si posee sustento legal.
Sin embargo, la flotilla sostiene que son un grupo civil, desarmado, y que el tránsito de ayuda humanitaria está garantizado por el derecho internacional.
Omer Shatz, jurista israelí que enseña en Sciences Po de París y participó en un caso anterior de una flotilla ante la Corte Suprema israelí, declaró a The Associated Press que, aun cuando el asedio de Gaza se considerara legal, “el derecho internacional abre una vía humanitaria desde alta mar hasta Gaza, tanto en aguas internacionales como en las interiores del enclave”.
“Si la potencia ocupante no cubre las necesidades básicas de la población, existe el derecho a proporcionar ayuda humanitaria, aunque bajo ciertas condiciones”, afirmó Shatz. Israel, por ejemplo, tendría facultad para abordar y registrar las embarcaciones que transporten ayuda para verificar su carga, de forma similar a como controla los camiones de ayuda que ingresan por tierra a Gaza.
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