Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Julia del Carmen Sánchez, coordinadora residente de la ONU en la nación.
La República Dominicana se ha convertido en la “envidia” de la región por su dinamismo económico. No obstante, ese avance no ha venido acompañado de una distribución justa, lo que constituye un reto para el país.
Esa conclusión la alcanzaron los delegados de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) presentes en el territorio, liderados por Julia del Carmen Sánchez, coordinadora residente; Rodrigo Castañeda, representante de la Alimentación y Agricultura (FAO); Gabriela Alvarado, del Programa Mundial de Alimentos (PMA); Anyoli Sanabria, representante adjunta del Fondo de la infancia (UNICEF); Mario Serrano, del Fondo de Población de la ONU; y Alba María Ropero, de la Organización Panamericana de la Salud.
«La República Dominicana es la envidia del crecimiento económico de la región. Sin embargo, ese progreso no ha venido acompañado de una distribución equitativa; ha estado estancado durante dos años, incluso retrocedió, y ahora mejora ligeramente, aunque sigue casi inmóvil», manifestó del Carmen.
Señaló que la economía dominicana ha registrado un promedio de crecimiento anual del 5 %, mucho más elevado que el de otras naciones de la zona, que no han experimentado una dinámica comparable.
Añadió que le sorprende observar avances en ciertos ámbitos y retrocesos en otros, como los servicios básicos, lo cual no se alinea con los indicadores económicos.
Los funcionarios de la ONU también resaltaron que, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, el 37,3 % se consideran alcanzados, el 40 % presentan avances limitados y un 22,7 % muestran retroceso.
Del Carmen afirmó que la República Dominicana registra una tasa de cumplimiento de los ODS superior a la de muchos países de la región y a nivel mundial, lo que indica un esfuerzo real por mejorar los indicadores.
Citó entre los ítems en retroceso la tasa de mortalidad en carreteras, una de las más altas de la región, así como la mortalidad materna, neonatal, la obesidad, la garantía de derechos laborales y el acceso a agua potable en áreas urbanas.
Indicó que se necesita una mayor coordinación para avanzar en los ODS.
Por su parte, Castañeda señaló que uno de los objetivos en los que el país ha mostrado mayores progresos es la erradicación del hambre y la subalimentación, cuyo porcentaje pasó del 11 % en 2011 al 3,6 % actual.
«Estamos a punto de eliminar el hambre, lo que constituye un logro enorme, ya que la falta de alimentación es uno de los obstáculos para el crecimiento y desarrollo de las naciones», manifestó.
No obstante, este avance también representa un desafío, pues no implica que la población esté alimentándose adecuadamente; ahora es necesario impulsar una dieta saludable. En ese sentido destacó que el 23 % de los habitantes no puede adquirir alimentos sanos.
Resaltó la importancia de llegar a la población con bajos ingresos y, por ende, con acceso económico limitado, por lo que la intervención social resulta crucial para asistir a los sectores vulnerables.
Del Carmen añadió que el país también ha obtenido buenas calificaciones en la reducción de la pobreza y ahora debe enfocarse en eliminar la pobreza extrema, más compleja y costosa.
Alvarado precisó que, una vez alcanzada una meta, emergen nuevas demandas que complican el proceso.
Por ejemplo, aunque se ha disminuido la pobreza y el hambre, el país ahora enfrenta el problema del sobrepeso y la obesidad, que afecta a siete de cada diez adultos.
«Queremos lograr el objetivo de hambre cero, pero también enfrentamos un problema complejo de sobrepeso y obesidad», advirtió, y agregó «no solo buscamos poner un plato de comida, sino también definir a quién está dirigida nuestra acción».
Ropero elogió el progreso de la nación en la disminución de enfermedades transmisibles. Sin embargo, a medida que ha avanzado, se han sumado enfermedades crónicas como diabetes, afecciones cardiovasculares, hipertensión, obesidad, cáncer y otras, estrechamente vinculadas a la alimentación y al exceso de peso.
«Debemos trabajar para revertir estas enfermedades crónicas y que ese desarrollo beneficie a toda la población», expresó.
Sanabria, por su parte, puso de relieve las limitaciones que enfrentan los programas educativos de los primeros niveles en áreas rurales, los cuales requieren una atención diferenciada. Serrano deploró que el país mantenga altas tasas de embarazo adolescente, una preocupación de Estado.
Agregar Comentario