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SANTO DOMINGO.– Transitar el camino de un cáncer de mama puede dejar muchas secuelas, tanto físicas como emocionales. El impacto es considerable, afectando la imagen corporal, la confianza y la sensualidad de la mujer.
Un paso crucial en este proceso es la reconstrucción del pezón y la areola. Esta etapa clave devuelve la esencia de la feminidad y la conexión maternal, mitigando el impacto sufrido, al restaurar el aspecto natural del seno, potenciar la autoestima y reconectar a la mujer con su propia imagen.
Según Carlos Jiménez Miranda, cirujano plástico, la reconstrucción del pezón y la areola constituye el cierre del proceso de reconstrucción mamaria. Señala que, después de una mastectomía, muchas pacientes buscan recuperar no solo el volumen y la forma del seno, sino también aquellos detalles que confieren una apariencia más auténtica.
El doctor aclara que en esta fase se reconstruye la areola y el pezón, sea mediante cirugía o técnicas como la micropigmentación, con el fin de restaurar esa sensación de integridad y cerrar el ciclo, tanto visual como emocional, de la reconstrucción. No obstante, recalca que no todas las mujeres optan por la cirugía reconstructiva tras una mastectomía. Y profundiza: “Las razones son muy variadas.
Hay pacientes que se sienten bien sin reconstrucción; otras prefieren esperar o simplemente no desean someterse a otra intervención. También influyen factores médicos, económicos o emocionales, y en ocasiones, la falta de orientación adecuada. Lo esencial es que cada mujer disponga de la información necesaria y se sienta con la libertad de elegir lo que genuinamente la haga sentir cómoda consigo misma, sin ningún tipo de presión”.
Significado emocional
El especialista explica que este procedimiento suele ser el broche de oro. “Es un detalle menor en tamaño, pero con un enorme valor afectivo. Muchas pacientes me confiesan que este paso les permite sentirse ‘completas’ otra vez, como si finalmente pudieran dar por concluida una etapa dura de sus vidas”, destaca.
Al abordar las implicaciones, manifiesta que, como cualquier procedimiento, conlleva sus riesgos. Pueden presentarse pequeñas alteraciones en la cicatrización o variaciones en la forma, aunque en general los desenlaces son muy satisfactorios. Lo más importante es que la paciente maneje expectativas realistas: el objetivo es lograr armonía y naturalidad, no la perfección absoluta.
Procedimiento ambulatorio
Jiménez Miranda comenta que esta cirugía es menor, rápida y con una recuperación bastante llevadera; la mayoría de las pacientes no requieren ingreso hospitalario y pueden reintegrarse a sus actividades cotidianas en poco tiempo. “Generalmente, la cicatrización inicial toma entre dos y tres semanas. Con el transcurso de los meses, la zona sigue madurando y adoptando su forma definitiva. Es un proceso tranquilo y, con los cuidados debidos, suele evolucionar muy bien”, afirma.
Detalla que una de las técnicas de reconstrucción quirúrgica del pezón consiste en emplear piel del mismo seno para crear una pequeña elevación que simule el pezón.
Posteriormente, añade, se puede complementar con micropigmentación, que es un tatuaje en 3D diseñado para recrear el color, la forma y la profundidad de la areola, consiguiendo un resultado muy realista. Señala que algunas mujeres eligen únicamente esta técnica, ya que ofrece un excelente resultado visual sin necesidad de cirugía.
Nuevos enfoques y retos
Por su parte, Ricardo Domingo, cirujano general, oncólogo y laparoscopista, considera que la cirugía reconstructiva ha pasado de ser un recurso opcional a convertirse en una parte imprescindible del tratamiento oncológico en pacientes con cáncer de mama, “porque con ella no solo recuperamos la estética del seno, sino también un componente emocional muy relevante, así como la autoestima y feminidad que se veían afectadas por los procedimientos mutilantes realizados en el pasado”.
La mujer actual tiene mayor visibilidad y autonomía para tomar decisiones sobre su enfermedad e imagen corporal. Estos avances implican desafíos clínicos y sociales. Bajo esta premisa, el doctor Domingo asegura que esta nueva realidad obliga al profesional de la salud que trata la patología mamaria a tener un enfoque amplio, que no solo contemple la resección del tumor, sino también la cosmética de la paciente. Subraya: “Debido a esto, nos mantenemos en constante formación, para ofrecer a las pacientes un procedimiento reconstructivo que cuide su imagen sin poner en riesgo el resultado oncológico”.
Un pilar del tratamiento
Frente a estos desafíos, el oncólogo sostiene que la tendencia actual se dirige hacia procedimientos menos invasivos y más respetuosos de la imagen corporal: la cirugía conservadora de mama es el eje central del tratamiento en las pacientes que son candidatas, “logrando, con técnicas oncoplásticas, preservar el contorno mamario. Además, contamos con diferentes tipos de mastectomías, cada vez menos agresivas, con su posterior reconstrucción, para mantener la imagen corporal de nuestras pacientes”, concluye.
Dos métodos
— Aspecto natural
Ambos especialistas, que forman parte del centro Docamed, concuerdan en que la micropigmentación logra acabados visuales excelentes, mientras que la reconstrucción quirúrgica, a su vez, aporta relieve y textura. Con frecuencia, combinan ambas técnicas para obtener un resultado más auténtico.
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