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La elección del tono al vestir puede revelar mucho más de una persona de lo que parece. Conforme a la psicología cromática, ciertas tonalidades no solo impactan el ánimo, sino que también pueden potenciar la seguridad en uno mismo y la percepción de dominio ante los demás. Entre estos, destacan tres: carmesí, azabache y celeste, considerados por especialistas como los tonos que mejor reflejan la autoestima, la firmeza y la fuerza personal.
La psicología del color analiza cómo las distintas tonalidades afectan las emociones y las conductas. La investigadora alemana Eva Heller, autora del libro Psicología del color: cómo actúan los colores sobre los sentimientos y la razón, mencionó que cada matiz puede suscitar sensaciones distintas según el contexto: “Un mismo color escarlata puede ser distinguible o beligerante, y un tono verde puede sugerir salud o veneno. Ningún color está exento de sentido; su impacto depende de cómo y dónde se aplique”.
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En este sentido, usar ciertos colores no es solo una cuestión de estilo, sino un recurso para modificar la forma en que uno se percibe y cómo lo ven otros, sobre todo en ámbitos profesionales o sociales donde la seguridad propia es fundamental.
Rojo: vigor y decisión
El rojo es una de las tonalidades más ligadas a la potencia y la confianza propia. De acuerdo con el psicólogo Jonathan García-Allen, este matiz se vincula con la pasión, el dinamismo, la firmeza y la autoridad, al ser el tinte de la sangre y, por ende, de la existencia. “Ponerse ropa roja puede impulsarnos a actuar con mayor determinación y sociabilidad”, indicó el experto.
En la tradición del yoga, el rojo también se asocia con el Chakra Raíz (Muladhara), emblema de arraigo y conexión con la tierra, lo que fortalece su vínculo con el sentimiento de seguridad personal. En el ámbito de la moda, el rojo es sinónimo de audacia y atractivo, protagonista de las pasarelas y de los estilos que buscan resaltar presencia y liderazgo.
Negro: distinción y mando
El azabache es otro color que proyecta poder y control. Si bien históricamente ha tenido connotaciones de enigma o luto, en la vestimenta se relaciona con la elegancia, la perspicacia y la seriedad.
Según la psicóloga Vega Pérez-Chirinos, el negro transmite mando y supremacía, motivo por el cual es común en esferas donde se busca respeto o sobriedad, como en las vestimentas de magistrados y directivos. “El negro evoca seriedad y una sofisticación perdurable que inspira seguridad”, explicó.
Azul: sosiego y fiabilidad
El celeste representa estabilidad, tranquilidad y credibilidad. “Es el color del firmamento y del agua, ligado a la calma, la frescura y la intelecto”, señaló García-Allen.
Investigaciones de los psicólogos Joanne K. Garret y Mathew P. White demostraron que los ambientes dominados por tonos celestes disminuyen los niveles de tensión y promueven el bienestar anímico. En la vestimenta, el azul —especialmente en trajes o camisas— genera una imagen de serenidad, compromiso y profesionalismo, cualidades muy valoradas en el entorno laboral.
Si bien el carmesí, el azabache y el celeste son los principales aliados para mostrar seguridad, otros tonos también comunican sensaciones concretas:
Blanco: pulcritud, limpieza e integridad.
Amarillo: júbilo, energía y optimismo, aunque también puede motivar impaciencia o inquietud.
Dejando de lado las modas, los expertos coinciden en que la elección del matiz es una vía de expresión psicológica y sentimental. Vestir con tonos que inspiran seguridad —como el rojo, el negro o el azul— puede no solo influir en la valoración exterior, sino también fortalecer la confianza interior de quien lo porta.
En resumen, la indumentaria no solo cubre: dialoga. Y los colores, según la psicología, son una de las maneras más potentes para transmitir quiénes somos y cómo deseamos ser percibidos.Este artículo fue publicado originalmente en El Día















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