Salud

Mantener una alimentación balanceada y darle prioridad al sueño son esenciales para potenciar el sistema inmunológico durante la temporada de gripe

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Se aconseja mantener una alimentación balanceada, con abundancia de frutas, verduras, cereales integrales y proteínas de buena calidad, lo que brinda los micronutrientes imprescindibles para que el cuerpo opere correctamente.

Pablo Turrión, director médico del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, ha sugerido conservar hábitos sanos en cuanto a alimentación y sueño nocturno para fortalecer el sistema inmune ante la temporada de gripe y otras infecciones respiratorias.

En octubre comienza a incrementarse la aparición de virus como rinovirus, adenovirus o virus respiratorio sincitial (VRS), que afectan especialmente a personas mayores y a pacientes con enfermedades crónicas. Por eso, Sanitas ha propuesto diversas medidas preventivas para preparar el sistema inmunitario y mitigar el impacto de estas patologías.

Dentro de esas medidas, Turrión subraya que una dieta balanceada, con abundancia de frutas, verduras, cereales integrales y proteínas de calidad, suministra los micronutrientes necesarios para que el organismo funcione adecuadamente.

Del mismo modo, dar prioridad al descanso y dormir bien por la noche favorece la regeneración celular, mientras que la práctica regular de actividad física a intensidad moderada ayuda a mantener el cuerpo activo y robusto frente a las infecciones.

Turrión ha destacado que anticipar la vacunación “es una estrategia clave” contra la gripe. Según explica, el sistema inmunitario necesita entre dos y cuatro semanas para generar una respuesta protectora después de la vacuna, por lo que administrarla en esas semanas permite llegar al pico epidémico con defensas consolidadas.

El especialista ha señalado los beneficios de la vacunación, que disminuye la aparición de complicaciones respiratorias, reduce los ingresos hospitalarios y, con ello, evita la sobrecarga de los servicios de urgencias.

Los profesionales de Sanitas han indicado que el impacto de estas infecciones no se restringe al plano clínico, particularmente en personas mayores, donde la fiebre, la fatiga y la dificultad respiratoria suelen traducirse en pérdida de autonomía, disminución de la actividad física y limitación de la vida social, además de agravar problemas de salud preexistentes.

Turrión también ha resaltado la importancia de mantener los interiores ventilados para reducir la exposición a patógenos. Con este fin, se sugiere abrir las ventanas al menos diez minutos al día, usar humidificadores y mantener los espacios libres de polvo.

Asimismo, ha recomendado el lavado frecuente de manos con agua y jabón, o con soluciones hidroalcohólicas, ya que constituye una de las medidas más efectivas para detener la transmisión. En entornos de alta densidad de personas, como el transporte público, centros de salud o eventos sociales, ha sugerido el uso de mascarilla, especialmente en individuos de riesgo.

Si se presenta fiebre prolongada, tos intensa o dificultad para respirar, ha instado a no minimizar los síntomas y consultar al médico para una valoración, lo que permite descartar coinfecciones o complicaciones como neumonía o exacerbaciones de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o asma que pueden modificar la forma en que el sistema inmunitario actúa.

“Estas infecciones tempranas también son relevantes porque pueden alterar la respuesta del sistema inmunitario a la gripe y a otros virus estacionales. En algunos casos, la exposición previa a ciertos virus respiratorios puede intensificar la inflamación o influir en la gravedad de los síntomas posteriores, lo que convierte al seguimiento clínico y a la atención individualizada en aspectos fundamentales”, concluye Turrión.

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