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Una de las célebres máximas de este autor norteamericano reza: “Nunca te enzarces en una disputa con un insensato. Logrará arrastrarte a su terreno y, una vez allí, te superará”.
Mark Twain, una de las figuras literarias estadounidenses con mayor trascendencia global, cuyo nombre real era Samuel Langhorne Clemens, se hizo famoso por sus narraciones. Estas, llenas de peripecias y salpicadas de humor, a menudo servían como vehículo para la crítica social.
Existe la creencia de que presintió su deceso. Había venido al mundo el 30 de noviembre de 1835, justo catorce días después de que el cometa Halley alcanzara su punto más próximo a nuestro planeta. En 1909, Twain pareció anticipar su final al declarar: “Llegué con el cometa Halley en 1835. Regresa el próximo año, y espero marcharme con él”. Murió el 21 de abril de 1910, al día siguiente del retorno visible del cometa.
El Museo Casa de Mark Twain, emplazado en Hartford, Connecticut, y edificado en 1874, constituye un entorno fascinante, rodeado de frondosa vegetación. Esta residencia brinda una perspectiva íntima de la existencia adulta del escritor, revelando su modo de vida y los gustos estéticos que compartía con su familia.
Es un enclave de ensueño para aquellos apasionados por el conocimiento, las letras y la historia. En él se expone una parte significativa de la herencia de este renombrado personaje, creador de obras emblemáticas como “Las aventuras de Huckleberry Finn” y “Las aventuras de Tom Sawyer”, entre otras. Su capacidad para exponer con perspicacia las realidades sociales le valió el reconocimiento de sus contemporáneos.
Una de sus máximas predilectas es: “Nunca te enzarces en una disputa con un insensato. Logrará arrastrarte a su terreno y, una vez allí, te superará”.
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