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Estuvo seis semanas en la lista mundial de los 10 mejores programas de televisión en inglés de Netflix y fue vista 57 millones de veces en tres meses, según números del servicio de *streaming*.
Cuando se lanzó la primera temporada de “Nadie Quiere Esto” en Netflix el año pasado, la serie se convirtió en un fenómeno de una manera que ni su creador ni sus protagonistas predijeron. Estuvo seis semanas en el *ranking* global de los 10 mejores programas de habla inglesa de Netflix y logró 57 millones de visualizaciones en un lapso de tres meses, según datos de la plataforma.
“Pienso que, de alguna manera, ganamos la lotería con lo mucho que la gente estaba lista para este tipo de relato”, comentó Kristen Bell, estrella y productora ejecutiva, antes del estreno de la segunda temporada el jueves.
La comedia romántica sigue el romance entre Noah (Adam Brody), un rabino reformista moderno, aunque devoto, y Joanne (Bell), una mujer agnóstica anfitriona de un *podcast* sobre citas y vida sexual.
Sin embargo, junto con el fervor colectivo de internet por el atractivo rabino interpretado por Brody, también surgieron comentarios críticos y artículos de opinión respecto a cómo la serie reforzaba estereotipos antisemitas, particularmente en su forma de presentar a las mujeres judías. La cuñada de Noah, Esther, y su madre, Bina, fueron a menudo señaladas por ser presentadas como antítesis amargadas y controladoras de Joanne y su hermana, Morgan (Justine Lupe).
“Me sentí verdaderamente incómodo cuando se estrenó y vi el episodio inicial”, confesó el rabino Elan Babchuck, vicepresidente ejecutivo del Centro Judío Nacional para el Aprendizaje y el Liderazgo. “Hay muchos aspectos que me gustaría cambiar”.
Expresó su desacuerdo con varias representaciones del judaísmo en la serie, que, a su juicio, a menudo se mostraba como una “prueba que superar en lugar de una tradición que transmitir”, además del uso reiterado del término “shiksa”, una palabra despectiva para referirse a mujeres no judías (que, curiosamente, está ausente en la segunda temporada).
Finalmente, Babchuck volvió a ver la temporada completa. Si bien sus objeciones iniciales persistieron, su perspectiva terminó cambiando. “Celebro la serie. Creo que la representación es crucial en todos los ámbitos, incluso cuando muestra imperfecciones”, afirmó.
Cambios dentro y fuera de la pantalla en la temporada 2
Cuando “Nadie Quiere Esto” fue renovada para un segundo ciclo el año pasado, Netflix anunció que Jenni Konner y Bruce Eric Kaplan, excolaboradores de “Girls” de HBO, asumirían el rol de *showrunners*, mientras que Erin Foster, la creadora de la serie, cuya trama se inspira libremente en su propia vida y conversión al judaísmo, mantendría su posición como productora ejecutiva.
“Amamos la serie. Es la voz de Erin. Es la historia de Erin”, señaló Konner. “Nuestro cometido es, literalmente, proteger su voz y señalarle elementos que quizás desconozca por no haber trabajado tradicionalmente en este medio”.
A medida que el vínculo entre Joanne y Noah se profundiza en la primera entrega, la pareja debe encarar las preguntas inevitables que surgen de sus distintos trasfondos sobre la conversión, la familia y el trabajo de Noah. En esta segunda temporada, enfrentan las repercusiones del despido de Noah como rabino principal de su congregación debido a que Joanne no estaba lista para convertirse.
No obstante, la temporada 2 también revela una faceta diferente de Bina y explora más a fondo la historia de Esther, algo que Foster asegura que siempre fue parte del diseño original.
“Si eres una mujer judía que se ha sentido mal representada o malentendida por cómo te percibe el mundo, y esto, de alguna forma, lo confirmó, entiendo la sensibilidad. Definitivamente, nunca fue esa la intención”, explicó. “Siento que los personajes evolucionan en esta segunda temporada de una forma que siempre se sintió natural para su desarrollo”.
Críticas bajo lupa
Sin embargo, en general, Foster y el resto del reparto minimizan la importancia de las críticas. “No todo el mundo debería tener la posibilidad de airear su opinión de forma pública en cualquier lugar”, declaró ella.
“Evidentemente, un programa o un conjunto de personajes no pueden encapsular a una civilización entera”, agregó Brody.
Jackie Tohn, la actriz que encarna a Esther, comentó que le sorprendieron algunos de los comentarios.
“Los dos personajes más alocados de esta serie son, sin duda, Joanne y Morgan”, apuntó. “Creo que, en todo caso, las mujeres judías muestran sensatez y mantienen los pies en la tierra. Puede que sí les den órdenes a sus maridos, pero costaría mucho argumentar lo contrario”.
Foster afirmó que se tomó con gran seriedad la forma en que el programa presenta el judaísmo y que, desde el inicio, contrataron a un rabino consultor que “revisaba cada guion” y participaba en la sala de escritores.
La rabina Nicole Guzik, del Templo Sinaí, una sinagoga conservadora en Los Ángeles donde se rodaron algunas escenas de “Nadie Quiere Esto”, recordó que Brody, en ambas temporadas, le solicitó ayuda para repasar su pronunciación en hebreo. “Fue muy entrañable y genuino, noté que se preocupaba mucho por interpretar el papel con exactitud”, dijo.
La búsqueda de fe en ‘Nadie Quiere Esto’
A pesar de que “Nadie Quiere Esto” explora el judaísmo como fe y si Joanne finalmente la abrazará, Foster insiste en que los elementos religiosos están pensados para ser “más un telón de fondo” para la historia de amor que el eje central de la narrativa.
“No busco que se perciba de forma forzada. Pienso que la gente realmente disfrutó la cantidad adecuada de religión en el programa”, comentó.
Pero para algunos, la seriedad con la que el programa aborda el judaísmo y la conversión es precisamente lo que lo hace original y atractivo.
“Que una serie de Netflix alcance tanta popularidad y dé pie a diálogos sobre lo que significa ser judío de una manera inspiradora y que despierta la curiosidad, no veo cómo podríamos criticarlo”, reflexionó Guzik. “Soy consciente de que habrá aspectos de la narrativa judía con los que no me identifique o no esté completamente de acuerdo. Pero eso también es parte de la historia judía, ¿verdad? Somos muy diversos”.
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