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Para ser actor o actriz, debes ser terco

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Al cine le otorga “un sitio sagrado”, y para ella el teatro es “el templo supremo”. Origen.

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Al cine le otorga “un sitio sagrado”, y para ella el teatro es “el templo supremo”. Origen. Nació en Tampico, México, en 1971.

La actriz mexicana Cecilia Suárez, a quien la Casa de México en España le ha dedicado un ciclo que concluye en cine, ha aprovechado ese homenaje para echar la vista atrás sobre su trayectoria y los motivos que la llevaron a la interpretación: “Para ser actor o actriz hay que ser obstinado”, comenta a EFE.

La intérprete, nacida en 1971 en Tampico, lo fundamenta en los lugares “oscuros” que la profesión obliga a explorar: “La mayor dificultad es que tienes que aprender a dinamitar tus propias emociones, porque son las emociones de un personaje, pero la caja con la que vas a trabajar está dentro de ti, es algo que tú vas a sentir”.

Tan grato

Ese ejercicio, comenta, “no siempre resulta tan placentero. Si tienes que adentrarte en sitios difíciles, oscuros, muchas veces indeseables, hay un costo. También hay una exigencia que se vuelve muy dura contigo”. Suárez saltó a la fama internacional por su papel de Paulina de la Mora en la serie de Netflix *La casa de las flores* (2018).

Su carrera incluye títulos como *Nos vemos, papá*, *La vida inmoral de la pareja ideal*, *Perfectos desconocidos* o *Puntos suspensivos*, que desde mediados de septiembre se exhiben en Madrid. “Algunos personajes te obligan a formularte preguntas como persona”, añade la actriz, que considera “superimportante” acudir a terapia para no tener que trabajar los asuntos personales a través de la interpretación: “La actuación no es terapia, aunque a veces funciona como tal”, resume.

Ella se trasladó a Chicago a los 18 años con la intención de estudiar Derecho, pero terminó dejando las leyes de lado y, en cuatro años, se graduó con honores en Arte Dramático.

No entiende

Los Estados Unidos que conoció entonces, según añade a EFE, no tiene nada que ver con el que está ahora bajo el segundo mandato del republicano Donald Trump.

“Es otro país completamente y me duele muchísimo porque es un país al que quiero mucho por obvias razones. Gracias a ellos es que me convertí en actriz. Y sé que dentro de ese país hay gente extraordinaria que no está nada contenta, incluso están espantados con lo que está pasando. Es preocupante”, lamenta.

Se ha llegado a un punto, afirma, en el que se ponen en riesgo las libertades. “Es una ola creciente el resurgir de esta ultraderecha con matices ya fascistas que debería alarmarnos a todos y, más que alarmarnos, pensar en cómo nos vamos a organizar para que esto no siga avanzando”. Suárez cree que el arte posee el poder de transformar conciencias. “Es un lenguaje que va directo al corazón, al alma.”

Tiene esa capacidad de aclarar la vida desde un lugar más dulce para poder digerirla. Creo que es importante, por eso también se suprime cada vez que tenemos mandatarios o gobiernos o regímenes que se sienten amenazados o perturbados por lo que, a través de la cultura, se pueda decir.

Consciente del poder de ese altavoz, se permite rechazar proyectos que no coinciden con sus principios. Individualmente o en conjunto, señala, cada una de las personas que trabajan en una obra tiene una voz, y para ella es clave que su propia voz esté alineada con lo que cuenta.

Cine

— Sus trabajos

Algunos de sus últimos estrenos de este año, como las series *El jardinero* y *Serpientes y escaleras*, han visto la luz en plataformas. “El alcance que tienen es incomparable, es bestial”, dice sobre esas compañías.

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