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RD, busca lograr avance en el grado de inversión

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Al contrario, la gestión liderada por Díaz está enviando una señal: la meta será impulsada con bríos renovados.

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No resultó un hecho fortuito que, durante su reciente travesía por Washington, en el marco de las asambleas anuales del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, el ministro de Economía y Hacienda, Magín Díaz, se distinguiera en el panel “¿Cómo logran los países el grado de inversión?”. Compartió estrado con altos ejecutivos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y con los ministros de Finanzas de Costa Rica, Panamá, Guatemala y México.

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Aquella presencia transmitía un mensaje nítido y de gran calado: el Gobierno no contempla cejar en la estrategia diseñada para que la nación alcance la ansiada calificación crediticia de grado de inversión. Al contrario, la gestión liderada por Díaz está enviando una señal: la meta será impulsada con bríos renovados. El propósito manifestado por el presidente Luis Abinader es que este logro se materialice antes de la finalización de su mandato.

Corrijo el siguiente fragmento, manteniendo el formato normal:

Y no hay motivos para dudar de su consecución. La economía dominicana ha figurado entre las más exitosas de la región, destacando tanto en la estabilidad de precios como en el aumento del PIB; inclusive, en diversas ocasiones, ha sobrepasado a naciones que ya detentan el grado de inversión. En otras palabras, el país ha estado a las puertas del “club de los confiables”, con la llave casi lista, pero sin haber abierto aún las puertas, debido a haber descuidado ciertos detalles que ahora se busca subsanar.

Entre los aspectos pendientes, para tomar asiento en la mesa de los más solventes, se cuentan, primordialmente, la fragilidad fiscal y la necesidad de seguir mejorando la gobernanza.

Una nación con una presión tributaria cercana al 14% del PIB — que apenas permite destinar alrededor del 2% a la inversión en infraestructura — no puede garantizar la perdurabilidad de su desarrollo, por muy satisfactorias que sean las cifras que reflejan su rendimiento.

En el ámbito de la gobernanza, no obstante, el país ha avanzado con determinación. La aprobación de la Ley de Responsabilidad Fiscal es una prueba palpable de este progreso.

Pero todavía resta camino por cubrir para que los fundamentos robustos del prometedor porvenir dominicano no se vean opacados por el polvo de las esquinas y para que el sello del reconocimiento no le resulte esquivo. Para ello, resulta imprescindible superar esas pequeñas imperfecciones que, de no ser corregidas a tiempo, podrían obstaculizar su ingreso pleno al círculo de las economías más confiables, donde el financiamiento es más económico y la inversión fluye como un caudal que nutre el crecimiento.

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