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Cam Schlittler no necesitaba un empujón extra para dominar su primera prueba de octubre, pero el novato de los Yankees la aceptó de todos modos, y los Medias Rojas terminaron pagando el precio.
Después de recibir duras críticas en línea de algunos seguidores de los Medias Rojas, el nativo de Walpole, Massachusetts, reconoció que los “dardos” hicieron que la noche fuera “personal para mí”. Los transformó en combustible para una actuación brillante y memorable, ponchando a 12 bateadores en ocho entradas sin permitir carreras en la victoria 4‑0 de los Yankees en el decisivo Juego 3 de la Serie del Comodín de la Liga Americana en el Yankee Stadium.
“La gente de Boston tenía mucho que decir antes del juego”, comentó Schlittler. “Para mí, simplemente ser un asesino silencioso, poder salir y callarlos… Soy de Boston. No me gustaron algunas de las cosas que dijeron hoy. Solo me aseguré de salir y estar hiper‑concentrado”.
Schlittler se negó a dar detalles concretos. “No voy a entrar en eso”, dijo. Sin embargo, aclaró que el comentario venía de los aficionados, no de los jugadores.
“Creo que cruzaron una línea”, añadió Schlittler. “Soy un competidor. Voy a salir y me aseguraré de silenciarlos. Ya conocen a los fanáticos de Boston. Así somos. Somos agresivos en casa y queremos meternos bajo la piel de la gente. Simplemente escogieron al chico equivocado para hacerlo, y también al equipo equivocado”.
El brillo de Schlittler impulsó a los Yankees a una Serie Divisional de la Liga Americana contra los Azulejos, que arranca el sábado en el Rogers Centre, convirtiendo su actuación en una de las razones clave por las que los defensores del título de Los Ángeles abordarán un avión rumbo al norte de la frontera.
“Necesitábamos ser perfectos esa noche, porque él fue perfecto”, señaló el mánager de los Medias Rojas, el puertorriqueño Alex Cora. “Sus lanzamientos fueron excepcionales. Tenía todo bajo control. Fue electrizante”.
Schlittler es el primer pitcher en la historia de las Grandes Ligas en lanzar al menos ocho entradas sin ceder carrera con 12 o más ponches y sin conceder una sola base por bolas en un juego de postemporada.
También rompió el récord de la franquicia de ponches en debut de playoffs para un Yankee, superando las marcas de 10 ponches de Red Ruffing (Juego 1 de la Serie Mundial de 1932 contra los Cachorros) y Dave Righetti (Juego 2 de la SDLA de 1981 en casa de los Cerveceros).
“Me sentí dominante ahí fuera”, afirmó Schlittler. “Realmente no sabía cuántos ponches llevaba, pero es una gran sensación poder eliminar a esos bateadores”.
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