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Por Dra. Yendy Frías – nutrióloga clínica / @dra.yendyfrias_nutriologa
La vitamina D, también llamada vitamina del sol, es una vitamina liposoluble que desempeña funciones esenciales en el organismo. Su carencia puede producir efectos importantes en la salud. Es especial porque nuestro cuerpo tiene la capacidad de producirla, aunque necesita un aporte externo.
Fuentes principales de vitamina D
**1. Exposición solar:**
Es la fuente más natural y eficaz. Cuando la radiación ultravioleta B (UVB) incide sobre la piel, el organismo sintetiza vitamina D a partir de un compuesto llamado 7‑dehidrocolesterol.
**2. Alimentación:**
Entre los alimentos más ricos se encuentran los pescados grasos (salmón, atún, caballa, sardinas y aceite de hígado de bacalao), la yema de huevo, los quesos, el hígado de res y ciertos hongos, particularmente los que han sido expuestos a luz ultravioleta.
**3. Alimentos fortificados y suplementos:**
Productos como la leche, el jugo de naranja, los cereales para el desayuno y algunas bebidas vegetales (soja, almendra, avena) suelen estar enriquecidos con vitamina D. Los suplementos también representan una opción aconsejable para quienes presentan deficiencia o poseen factores de riesgo.
Además de su papel en la salud ósea, la vitamina D actúa como una hormona que regula numerosos procesos biológicos vinculados al sistema inmunológico, la función nerviosa y la fuerza muscular.
La deficiencia de vitamina D constituye un problema de salud global que afecta a millones de personas. En años recientes, los profesionales de la salud han intensificado su evaluación, detectando con frecuencia niveles bajos en la población. Las causas principales incluyen la escasa exposición al sol, una dieta pobre en este micronutriente o patologías que dificultan su absorción.
Síntomas comunes de deficiencia
Una falta marcada de vitamina D puede originar raquitismo en niños —una enfermedad que debilita los huesos y provoca deformidades—, osteomalacia en adultos —huesos blandos y dolorosos— y contribuir al desarrollo de osteoporosis, aumentándose el riesgo de fracturas.
Los factores de riesgo más frecuentes son tono de piel oscuro, edad avanzada, enfermedades de malabsorción y obesidad.
Siempre es recomendable consultar al médico para realizar pruebas y determinar si se necesita orientación nutricional o suplementación. Recordemos que una alimentación saludable y equilibrada, junto con ejercicio regular, es la clave para una salud óptima. Esta columna forma parte de la sección educativa de la Sociedad Dominicana de Nutrición Clínica y Metabolismo.
Escribe tus preguntas a: sodonuclim@gmail.com / @sodonuclim.
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