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Mi padre, cuya lucidez era reconocida por sus nueve hermanos y amigos, solía decir que “saber es tener el recuerdo oportuno”. Era un ávido lector y un gran aficionado a los crucigramas. Como el Diccionario era un volumen considerable (no tengo memoria de que existiera una edición de bolsillo), para sus consultas al resolverlos empleaba un Pequeño Larousse.
De tanto uso, el lomo se deterioró y un tío de mi papá lo reencuadernó, dividiéndolo en dos tomos, lo que facilitó mucho su manejo. Antes de la era de Internet, la palabra impresa era la reina. No contento con el Larousse tal cual, él lo enriqueció con anotaciones manuscritas a lápiz en los márgenes de cada página. Mi hermano Fernando, quien desde niño colecciona hasta cómics, lo guarda todavía. Más de 45 años después de su fallecimiento, las páginas conservan aún un aroma sutil a tabaco, cedro e Imperial de Guerlain.
Esta reflexión surge porque varios lectores me comentaron ayer que en mi columna utilizo “vocablos poco comunes”. Mi padre también enfatizaba que para cada concepto existe la expresión más adecuada, ya que los sinónimos rara vez son idénticos. Y para designar aquellas aseveraciones verdaderas cuya negación también lo es, no conozco otro término que el anglicismo “dialitheism”, que el Diccionario todavía no ha incorporado.
Desde la época helénica, la lógica postula que dos ideas que se contraponen no pueden ser ciertas al mismo tiempo en el mismo escenario. Sin embargo, el dialiteísmo acepta esta posibilidad, como la coexistencia de la física cósmica y la mecánica cuántica, tan profundamente discordantes como sus respectivas escalas. Las paradojas presentan contradicciones que parecen superficiales, pero que en realidad revelan verdades inesperadas. Por otro lado, opino y mantengo que el Gobierno actual combate el narcotráfico con mayor éxito que en el pasado, como lo certifica la DEA; a pesar de lo cual, la constancia de precios en los numerosos y bien vigilados puntos de venta de droga sugiere que no ha habido escasez alguna en el país. Son dos proposiciones contrapuestas que resultan ser ciertas simultáneamente en el mismo contexto. Y eso es mucho más singular que cualquier vocablo inusual que se invente.
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