Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Que Alba Cervera (Barcelona, 1991) optara por estudiar física tiene mucho que ver con *Star Trek* e Isaac Asimov. A su padre le encantaba la ciencia ficción y le transmitió esa afición. Cervera se fascinaba con todo lo relativo al espacio y su deseo era ser astrofísica. Sin embargo, durante su grado de física en la Universidad de Barcelona, conoció la información cuántica y se dedicó plenamente a ello. Hoy es una de las figuras científicas más destacadas en esa área.
Investigadora Ramón y Cajal en el Barcelona Supercomputing Center – Centro Nacional de Supercomputación (BSC), dirige el proyecto Quantum Spain, una iniciativa para potenciar el ecosistema de computación cuántica a nivel nacional, cuyo fin es operar un equipo cuántico en el BSC-CNS. Además, este año es una de las comisarias de la cuarta edición de la Bienal Ciudad y Ciencia, que se celebrará del 18 al 23 de noviembre, y que se enfocará en la física cuántica.
¿Por qué la Bienal tiene como tema central la física cuántica?
— En 2025 celebramos el Año Internacional de la Física y las Tecnologías Cuánticas, pues se cumplen 100 años desde que se establecieron los cimientos de esta teoría, la cual hizo posible casi toda la tecnología actual. La primera revolución trajo consigo los semiconductores, la electrónica, los láseres, la resonancia magnética. Ahora acabamos de ingresar a la segunda revolución, que se basa en la capacidad de transformar y manejar la información mediante átomos o circuitos cuánticos.
¿Qué posibilitará esto?
— Por ejemplo, posibilitará comunicaciones más seguras, la computación cuántica, y sensores cuánticos de altísima precisión. El ordenador cuántico con el que colaboro tenía como meta inicial, cuando se empezó a desarrollar, comprender mejor el mundo cuántico. Era ciencia fundamental. Pero, claro está, el ámbito cuántico describe la química, la ciencia de materiales, la luz, la radiación. Si comprendemos bien la química, podremos diseñar mejores medicamentos. Si entendemos a fondo la ciencia de materiales, desarrollaremos los materiales del mañana. Y muchas otras cosas que aún no podemos ni concebir. Los primeros ordenadores convencionales se crearon para llevar al ser humano a la Luna, y en ese momento nadie pensó en otras aplicaciones. Hoy, en cambio, todos llevamos uno en el bolsillo. Durante la Bienal dialogaremos sobre la tecnología futura y sus aplicaciones sociales.
Pero la cuántica genera temor al ser incomprensible.
— Por eso buscamos acercarla a todo el mundo y demostrar que es mucho más habitual de lo que creemos; no hay que temerle, sino observarla con el deseo de comprender el funcionamiento del mundo y del Universo.
En la Bienal, además de charlas divulgativas sobre esta rama de la física, se abordarán temas como la relevancia de la autonomía tecnológica, la dimensión geopolítica de la cuántica y sus riesgos.
— Toda ciencia que culmina en tecnología posee un componente político y estratégico, y como científicos debemos considerarlo y evaluar las distintas finalidades con las que podría emplearse lo que hemos desarrollado. Por ejemplo, un ordenador cuántico suficientemente avanzado podría vulnerar toda la criptografía actual. Dependiendo de quién lo opere o lo posea, puede representar un peligro considerable. Por ello, es vital que al menos uno esté bajo gestión pública para salvaguardar los intereses de la ciudadanía. Y que esté desarrollado en casa.
Y desarrollado en casa.
— En Europa hemos aprendido la lección con los chips; antes se producían en Europa, se dejaron de fabricar y ahora dependemos al 100% de otras potencias como China, perdiendo nuestra autosuficiencia.
Ahora estamos poniéndonos al día en la industria de los chips con proyectos como PIXEurope.
— Sí, pero requerirá muchos años e inversiones monetarias enormes. Con las tecnologías cuánticas aún estamos a tiempo. En Europa tenemos gran cantidad de talento y muchas empresas nacientes capaces de desarrollarlas.
¿Puede Cataluña liderar en Europa en tecnologías cuánticas?
— Tenemos todas las condiciones para lograrlo. Disponemos de excelentes centros de investigación, como el BSC, el IFAE, el ICFO y el ICN2; iniciativas como el Valle de la Cuántica; mucho talento, y empresas derivadas y emergentes muy sólidas, como Lux Quanta y Qilimanjaro Quantum Tech. El ICFO es una de las instituciones más influyentes a nivel europeo y global en cuántica. El BSC, con 4.000 investigadores, es uno de los mejores centros de supercomputación e investigación de Europa. Y dentro del BSC ahora estamos invirtiendo fuertemente en computación cuántica.
De hecho, hace pocos meses el BSC puso en marcha el primer ordenador cuántico nacional desarrollado con tecnología 100% europea, el Mare Nostrum Ona.
— En el Estado existen otras máquinas cuánticas, como en Galicia, y se está instalando otra en el País Vasco, pero somos los únicos con tecnología íntegramente europea y con una marcada implicación del tejido empresarial del país. En realidad son sendos ordenadores cuánticos: uno adscrito al proyecto Quantum Spain y otro que forma parte de los primeros de la red europea EuroHPC. Ambos se integran con el superordenador MareNostrum dedicado a la cuántica. Es un producto finalizado que podrán usar investigadores del BSC y que se operará desde un portátil.
El informe Global Carbon Budget 2025, publicado por el consorcio internacional Global Carbon Project, liderado por el catalán Pep Canadell, alertaba esta semana que las emisiones globales de CO₂ no dejan de aumentar. ¿Aportará el ordenador cuántico una solución?
— El superordenador consume tanta energía por hora como un viaje en AVE de Madrid a Barcelona. ¡Es una cantidad desmesurada! De hecho, las máquinas más avanzadas se están ubicando cerca de centrales nucleares para asegurar suficiente energía. No es sostenible, y tenemos la obligación de explorar otros modelos de computación. En este sentido, la cuántica es una alternativa, ya que tal como está concebida no debería demandar tanta energía como la computación tradicional. Los equipos cuánticos son muy eficientes, y tanto si el chip tiene 5 qbits como 500, el consumo energético es prácticamente el mismo, a diferencia de un computador convencional, donde a mayor potencia, mayor gasto. Esto no implica que sea una tecnología ecológica o que nos encamine a la eficiencia energética, pero sí que genera menos emisiones que la computación convencional.
En la Bienal presentará el manifiesto Women for Quantum.
— Es el fruto del trabajo de científicas reconocidas en este campo que han analizado la situación de las investigadoras en el ámbito cuántico y proponen una serie de acciones que van más allá de dar visibilidad a las mujeres en un congreso. Estas propuestas son medidas concretas que las entidades financiadoras pueden adoptar para asegurar que las científicas no se queden rezagadas y que tengan acceso a las mismas facilidades y recursos que sus colegas masculinos. Es cierto que el auge de la cuántica es reciente y, por ende, es un terreno aún muy joven. Por ello, en la comunidad científica existe mayor conciencia: las mujeres que han impulsado esta transformación han sido destacadas y son conocidas. El problema es que han llegado muy pocas, incluyéndome a mí. Somos escasas las que emprendemos la carrera, aún menos las que completamos el doctorado, y muchísimas menos las que optamos por seguir investigando. Y, por supuesto, no es un problema del sector, sino social.















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