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Nacido en Madrid en 1972. Se graduó en Periodismo por la Universidad Complutense. Se incorporó a AS en 1996 para cubrir encuentros de fútbol y pasó por la sección de Cierre antes de dirigir, durante cinco años, la oficina de Asturias. Posteriormente formó parte del equipo de Ediciones y fue redactor de Baloncesto. Desde 2017 se dedica al tenis sin descanso.
Carlos Alcaraz afrontó con serenidad su encuentro con los medios, tras superar a Taylor Fritz en la segunda fecha del Grupo Jimmy Connors de las ATP Finals. El joven de 22 años natural de Murcia está a un triunfo de cerrar el año como líder del ranking mundial, aunque prefiere concentrarse en la competición para intentar alzarse con el título. Sobre esto, y otros asuntos, dialogó con la prensa española.
El número uno y la mentalidad competitiva: “Desde luego, ser el número uno es algo admirable y una meta que me propuse al iniciar el año. No obstante, tratamos de no darle vueltas excesivas, pues puede jugarnos una mala pasada. Si le otorgas demasiada relevancia, puedes encarar los encuentros con una tensión añadida o manejar mal la ansiedad. Estoy en disputa con Jannick, quien demuestra gran regularidad y mantiene un rendimiento sobresaliente. Si logro concluir como número uno, será un logro precioso e significativo, pero priorizamos enfocarnos en el torneo y en mantener un buen nivel de juego, al margen de la clasificación”.
El golpe de revés y la progresión en el juego: “El trabajo en mi revés me ha beneficiado enormemente, especialmente para no caer en la monotonía de golpear siempre cruzado. Intento emplearlo cuando el oponente menos lo espera, ya que habitualmente ese tiro se dirige en diagonal, lo cual me permite buscar mi derecha, mi zona de mayor comodidad. Es un golpe fundamental para mí. Hemos dedicado mucho esfuerzo a este aspecto y creo que estamos logrando avances notables en estas competiciones”.
El servicio y la seguridad en el juego: “El saque es crucial, sin ninguna duda. Es un golpe que proporciona mucha confianza para el resto del intercambio, si bien teóricamente es independiente. Cuando consigues un buen porcentaje de primeros servicios, todo fluye con mayor calma. Hoy tuve un adversario, como Fritz, que ejerce mucha presión al resto, y eso se nota. Procuramos mejorar a lo largo del set, y aunque hubo mejoría, es algo que debemos seguir perfeccionando en cada partido”.
La gestión anímica y los instantes decisivos: “En un partido de tenis, la dinámica puede cambiar repentinamente. Mientras estás en la cancha, no te enfocas en el futuro, sino en el momento presente. Si no te sientes bien, es difícil creer que las cosas mejorarán, y desde fuera parece más sencillo de lo que en realidad es. Pero tanto hoy como en otros duelos he comprobado que si perseveras y mantienes una actitud positiva, al final todo se ordena y terminas jugando mucho mejor. Lo de “Samu” es algo nuestro, una especie de clave interna, que me ayuda a tener fe y a desplegar mi mejor tenis”.
El peloteo largo y los momentos de tensión: “Hubo un juego interminable, de 14 minutos, y después él gana el suyo en 50 segundos… Ahí se modificó el rumbo del partido. Pero esto es así: hay instantes que pueden hacerlo pivotar todo. Lo esencial es mantenerse anímicamente estable, sin permitir que las ideas negativas pesen más que las positivas. Esto requiere un gran esfuerzo durante tres horas seguidas, y te deja exhausto, tanto física como mentalmente”.
Circunstancias, fatiga y recuperación: “Físicamente, fue un encuentro muy demandante, y anímicamente también. Además, hoy las condiciones eran distintas: bastante calor, alta humedad… y eso influye en un partido tan extenso. La recuperación es un desafío, pero lo positivo es que disponemos de un día de descanso antes del siguiente compromiso. Vamos a intentar ejecutar todo a la perfección, al detalle, para llegar en óptimas condiciones al último duelo y aportar al equipo”.
El número uno y la mentalidad competitiva: “Desde luego, ser el número uno es algo admirable y una meta que me propuse al iniciar el año. No obstante, tratamos de no darle vueltas excesivas, pues puede jugarnos una mala pasada. Si le otorgas demasiada relevancia, puedes encarar los encuentros con una tensión añadida o manejar mal la ansiedad. Estoy en disputa con Jannick, quien demuestra gran regularidad y mantiene un rendimiento sobresaliente. Si logro concluir como número uno, será un logro precioso e significativo, pero priorizamos enfocarnos en el torneo y en mantener un buen nivel de juego, al margen de la clasificación”.
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