Tecnologia

Aragón ha puesto en marcha su segunda gran iniciativa de centros de datos. Este esfuerzo implica un desafío considerable, difícil de pasar por alto

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El resultado es un panorama tan ambicioso como incierto, lo cual definirá el efecto real de esta expansión.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Aragón atraviesa un instante singular: en escasos años ha evolucionado de pugnar por atraer infraestructuras digitales a anunciar tres megaproyectos impulsados por Forestalia que buscan fortalecer su papel en el panorama europeo de la nube. La comunicación del Gobierno autonómico emerge en medio de una competición por captar inversión tecnológica, pero también en un territorio donde la red eléctrica opera casi al máximo y cada iniciativa importante requiere resoluciones pendientes. El resultado es un panorama tan ambicioso como incierto, lo cual definirá el efecto real de esta expansión.

Funcionamiento de estos complejos digitales

Un centro de datos es, básicamente, un núcleo tecnológico que guarda y procesa datos para millones de usuarios y entidades. Cada serie que vemos en línea o cada gestión que hacemos en la nube pasa por servidores que exigen suministro eléctrico estable y refrigeración constante. Por eso la localización es tan crucial: se necesita suficiencia eléctrica y garantía operativa. Aragón ha ganado terreno en ese mapa y hoy se considera un punto estratégico para las nuevas edificaciones.

El proyecto

El Ejecutivo aragonés ha detallado que el Proyecto Búfalo implica tres instalaciones de datos en Magallón, Botorrita y Alfamén, respaldadas por una inyección de capital de 12.048 millones de euros. El desarrollo abarca DCM Data, DCM Dédalo y DCM Blue, cuyas obras arrancarían entre 2028 y 2029 y se extenderían por unos ocho años. Según las previsiones oficiales, la edificación creará cerca de 30.000 puestos de trabajo transitorios. En la etapa activa, cada instalación sumará cientos de empleados, superando holgadamente el millar de plazas fijas.

Aragón en el tablero internacional

Las inversiones acumuladas en este sector superan los 70.000 millones de euros, colocando a la comunidad a la par de centros europeos ya establecidos. De acuerdo con el presidente autonómico, Jorge Azcón, la capacidad de procesamiento en desarrollo compite con la de Dublín y París y aspira a acercarse a la de Fráncfort. Además, el Gobierno autonómico asegura que la información gestionada tendrá repercusión europea, abarcando desde Alemania o Francia hasta Italia y Reino Unido, lo que realza la dimensión global del proyecto.

Autoconsumo renovable disperso

El Gobierno de Aragón destaca el autoconsumo como un rasgo distintivo del Proyecto Búfalo, dado que aproximadamente la mitad de la demanda energética se vinculará a parques eólicos y solares promovidos por Forestalia. Tal volumen de generación podría posibilitar un suministro verde, si bien no elimina la dependencia de la red principal, que suministrará el sobrante. La idea subyacente es combinar la producción propia con la infraestructura existente para sostener instalaciones de gran magnitud.

La palabra “autoconsumo” podría sugerir que los data centers y las centrales renovables compartirán el mismo emplazamiento, pero no es el caso. Forestalia está erigiendo parques en diversas comarcas de Zaragoza y Teruel, situados donde el recurso natural es más favorable. Las instalaciones de datos, como se mencionó, se establecerán en Magallón, Botorrita y Alfamén, y la vinculación entre ambos mundos se realiza exclusivamente a través de la red de Red Eléctrica. Es una configuración distribuida que articula la generación y el consumo sin un polo energético único.

Una red próxima al límite

Aragón genera más electricidad de la que consume y transfiere al exterior cerca del 54% de su producción, pero esta abundancia contrasta con una red de distribución que trabaja casi a su tope. Un informe de septiembre de 2025 indica que su nivel de aprovechamiento es del 94,3%, muy superior a la media nacional del 84,3%. Esa saturación deja escaso margen para integrar grandes demandantes como los centros de datos. El resultado es una contradicción: hay energía disponible, pero la infraestructura es insuficiente para canalizarla a todos los proyectos.

Proyectos que ya topan con el límite

El obstáculo no es una posibilidad futura, sino una situación que ya afecta a varios promotores. Según reporta Heraldo, las instalaciones de datos en curso han solicitado más de 6.000 MW y solo una fracción dispone de acceso firme, con casos como Vantage, que posee 90 MW aprobados a pesar de aspirar a 300. Microsoft también depende de sorteos en nudos congestionados. El propio Gobierno admite que todo quedará supeditado a la planificación de Red Eléctrica y a las resoluciones del Ejecutivo central.

¿El agua, un tema aún en debate?

La refrigeración de los centros de datos ha generado preocupación en Aragón desde que Amazon solicitó a fines de 2024 un 48% más de agua para los complejos que gestiona en la autonomía. Ecologistas en Acción y la plataforma Tu Nube Seca Mi Río alertaron entonces sobre el impacto hídrico de estas instalaciones en un contexto de escasez crónica. Azcón defiende que las futuras factorías de Forestalia utilizarán un ciclo cerrado con un consumo “casi insignificante” y sostiene que la controversia “está zanjada”. No obstante, parece que este aspecto sigue bajo supervisión pública.

Para facilitar el avance del Proyecto Búfalo, el Gobierno de Aragón ha calificado la iniciativa como de Interés General Autonómico, una figura que permite simplificar trámites y coordinar mejor a las diversas administraciones involucradas. Esa designación agiliza gestiones, pero no soluciona la fricción principal: la capacidad eléctrica accesible. Por ello, el Ejecutivo autonómico reitera su disposición a colaborar con el Gobierno central y Red Eléctrica, los únicos con potestad para modificar la planificación de la red. El progreso real dependerá de tales determinaciones.

El anuncio de los tres nuevos centros de datos, sumado al resto de iniciativas en estudio, sitúa a Aragón en un momento crucial para afianzar su presencia en el mapa europeo de la nube. La inversión es considerable y el empleo proyectado también, pero gran parte del desenlace recaerá en decisiones que no recaen enteramente en la comunidad. La región ha mostrado disposición y actividad, aunque resta por ver cuál será el alcance definitivo de esta apuesta.

Imágenes | İsmail Enes Ayhan | Jorge Azcón (X)

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