Romeo Santos y Prince Royce presentaron *Better Late Than Never*, su primer disco compartido, ya disponible en todas las plataformas digitales.
Siendo fieles al título del proyecto, “más vale tarde que nunca”, los vocalistas estadounidenses de linaje dominicano demoraron su aparición más de cien minutos, pero fueron aclamados por la expectación generada por este trabajo que elaboraron en estricta confidencialidad durante cerca de siete años.
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El “monarca” y el “príncipe” de la bachata evidenciaron su afinidad personal y artística al desplazarse por el escenario, ambientado como una vía urbana cualquiera de la metrópoli que los vio crecer, con un vagón de metro, mobiliario urbano, un quiosco con un DJ en su interior y, como telón de fondo, una postal del puente de Brooklyn.
“Resulta algo peculiar interpretar composiciones que el público desconoce”, comentó Santos entre risas, simulando la expresión atenta de los asistentes en el llamado ‘listening party’, un formato cada vez más popular para dar a conocer música, y al que solo se accedía mediante sorteos y promociones radiales.
A pesar de ello, con mucha energía positiva, abundante humor y coquetas interpelaciones a las mujeres latinas que acudieron masivamente al encuentro, Santos y Royce fueron encendiendo el ambiente mientras detallaban, una por una, las trece piezas del álbum, cuya venta se iniciará el 28 de noviembre.
Por ejemplo, en ‘Lokita por mí’, Santos se dibujó giros en la sien y alertó que describen, “con el debido respeto”, al “ser más excelso del orbe terráqueo”, mientras que en ‘Jezabel’, que hace alusión a su célebre tema sobre infidelidad ‘Ella y yo’ con Don Omar, se aborda el descubrimiento de otro “amante de tu esposa”.
Los arreglos clásicos de la bachata marcaron el recorrido musical, modernizados al incorporar otros ritmos, como se evidencia en ‘Dardos’, que amalgama R&B, ‘afrobeat’ y tropical, y que Santos confesó ser uno de sus predilectos junto a ‘Encerrados’, sobre ese hombre “tóxico” que inspira las letras más líricas.
Santos fungió como el principal animador, si bien ambos se expresaron tanto en inglés como en castellano sin dejar de bailar, como ocurrió en ‘Ay, san Miguel’, un homenaje al Caribe que guiña al ritmo de la bomba puertorriqueña, cultura de la cual Santos tiene ascendencia materna.
Santos exaltó en repetidas ocasiones a Royce, destacando su “aire a Michael Jackson” en ‘Blanca nieves’, de la cual anticiparon que posee “un mensaje oculto, dado que se supone que hablamos de una fémina”. En ‘La última bachata’, que contiene matices de bolero, se mostraron reflexivos al interpretar un tema sobre el deceso.
Fue entonces cuando, tras una hora de presentación, recordaron que “el día siguiente es festivo” por el Día de Acción de Gracias en EE. UU. y, ante una ovación que confirmaba su gran apetito por la bachata, ofrecieron un adelanto de lo que podría ser su gira, interpretando juntos los éxitos de sus respectivos catálogos.
La ‘reunión de escucha’ se transformó en un recital breve a modo de ‘duelo’ de coros que incluyó ‘El amor que perdimos’ y ‘Solo quiero darte un beso’, de Royce, y ‘Propuesta indecente’ y ‘Odio’ de Santos, culminando de manera apoteósica con ‘Obsesión’ de Aventura, un fenómeno de la música latina desde el 2002.
“¡Nos embarcamos en una gira!”, exclaron los artistas sin ofrecer mayores detalles, uniéndose en un abrazo con una copa en mano, tras una velada en la que reafirmaron que “debemos estar agradecidos por nuestro origen latino”, manifestaron su orgullo dominicano y expresaron su fe en que “este álbum pasará a la historia bajo la voluntad de Dios y en sus manos”.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
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