Economicas

Cifras que iluminan el sistema de pensiones nacional

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Entre enero y septiembre de 2025, las entidades gestoras de pensiones habrían percibido ingresos cercanos a los 9.500 millones de pesos.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Entre enero y septiembre de 2025, las entidades gestoras de pensiones habrían percibido ingresos cercanos a los 9.500 millones de pesos. Esta suma engloba comisiones cobradas, ganancias financieras y otros réditos operativos.

Entretanto, el caudal patrimonial gestionado —el total de activos del esquema— se elevó a poco más de un billón quinientos mil millones de pesos, lo que equivale al valor completo del ahorro acumulado por los partícipes: el fruto del esfuerzo actual que las administradoras custodian en pro del porvenir.

A primera vista, estos números no revelan un panorama claro. No obstante, al someterlos a un análisis, adquieren perspectiva y sentido.

El primer punto que se subraya es que, a lo largo de los primeros nueve meses de 2025, los ingresos del sistema representaron menos del 1 % del valor total de los capitales bajo manejo.

A partir de esto se deduce algo más que un simple dato contable: el esquema maneja un volumen inmenso de capital ahorrado en comparación con sus réditos propios, un rasgo definitorio de un modelo centrado en la administración de capitales ajenos. Los ingresos de las AFP no se originan por el uso del dinero invertido, sino por su gestión prudente, proviniendo esencialmente de las tarifas cobradas.

El escaso margen entre ganancias y el patrimonio total conduce a una conclusión forzosa: el negocio se apoya más en la magnitud y la constancia de las cotizaciones que en márgenes elevados por cada asociado.

Paralelamente, el cuantioso capital reunido es un reflejo de la confianza y la madurez del sistema de previsión, testimonio de una colectividad que paulatinamente ha integrado el hábito de ahorrar para el futuro.

Sin embargo, no todo es estático en este panorama numérico.

Los ingresos limitados en contraste con el enorme caudal administrado pueden generar presiones para impulsar una mayor eficacia, una rebaja en las comisiones o una competencia más reñida entre las gestoras.

Y existe un elemento adicional que requiere atención: la rentabilidad de los fondos no se debe únicamente a la habilidad de gestión, sino también a un entorno económico propicio. El Estado ha ofrecido un atractivo sustancial de instrumentos de deuda con altas tasas de retorno: más del 70 % de los fondos bajo gestión están colocados en títulos Fiscales y del Banco Central. Pero esta coyuntura podría variar. Si el soberano disminuye su necesidad de financiamiento externo, la oferta de esos bonos descendería y los rendimientos tenderían a bajar. No debe aguardarse ese momento para que las AFP exploren la creación de alternativas de inversión inéditas, más variadas y exigentes. La labor debe iniciarse ya.

Es momento de evaluar, mediante una mayor dispersión de estas colocaciones, no solo la magnitud de los recursos, sino la astucia con que se logra hacerlos crecer.

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