Día de Acción de Gracias, ¿qué imágenes asalta tu mente al escuchar esos vocablos? ¿Quizás solo piensas en una mesa repleta de manjares, un pavo grande, la opulencia de la cosecha o en parientes y amigos reunidos para festejar y meditar?
No obstante, me temo que con celeridad pasamos por alto o incluso hasta obviamos el motivo original de esta fecha que es, evidentemente, expresar agradecimiento.
Tanto Canadá como Estados Unidos poseen festividades nacionales de Acción de Gracias.
De hecho, más de una docena de naciones a lo largo del orbe cuentan con días festivos dedicados a la gratitud en celebración de la recolección o para rememorar algún suceso histórico.
En la República Dominicana, esta conmemoración va abriéndose paso paulatinamente.
Esta temporada del año es particularmente oportuna para los creyentes cristianos, dado que nos ofrece la ocasión de dar gracias a Dios por habernos favorecido de múltiples maneras a través de Cristo.
Transitamos en una sociedad que constantemente nos bombardea con el mensaje de que merecemos más de lo que poseemos. Se nos instiga a concentrarnos en nuestras carencias, en la distancia que nos separa de la existencia anhelada y en que solo podemos fiarnos de nuestro esfuerzo para alcanzar lo deseado.
La gratitud es la antítesis de eso. El agradecimiento surge de enfocar la atención en aquello que tomamos como garantizado. Todas esas cosas, individuos y contextos que nos son vitales y que ni siquiera nos permitimos gozar por estar inmersos en la búsqueda de lo siguiente.
Tras una década investigando el efecto del agradecimiento en miles de individuos, el sicólogo y catedrático de la Universidad de California, Robert Emmons, ha concluido que vivir desde la gratitud ejerce una influencia positiva en nuestro bienestar físico y anímico. Esto lo ha difundido en un manual digital:
– Impulsa la motivación para ejercitarse y mantener un modo de vida sano.
– Optimiza la calidad y la cantidad del descanso.
– Incrementa la lucidez mental y la aptitud para conservar la concentración.
– Validando los aspectos positivos existentes en el mundo y en nuestras vidas.
– Reconociendo los dones y los beneficios recibidos sin contraprestación alguna. Aun sin tener una vida “óptima”.
– Centrándose en todo aquello que resulta fundamental en nuestra existencia y que damos por sentado.
– Estableciendo un vínculo con la modestia.
La segunda parte consiste en identificar el origen de todo lo favorable en nuestra vida.
¿Qué personas hacen tu existencia mejor? ¿Quién te profesa amor sin reservas? ¿De dónde procede el don de estar vivo? ¿De dónde emanan tus oportunidades?
Gran parte de la gente practica el agradecimiento a diario desde su espiritualidad y sus momentos de sosiego.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.















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