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ESTADOS UNIDOS — Las renovadas directrices del Departamento de Estado estadounidense podrían excluir a miles de aspirantes a visa que presenten padecimientos como la diabetes, el sobrepeso o afecciones del corazón, según un telex oficial dirigido a legaciones y consulados, citado por la entidad Kaiser Family Foundation (KFF).
El memorando indica a los agentes consulares declarar inelegibles a ciertos peticionarios por motivos sanitarios, edad o posibilidad de requerir apoyo estatal, lo que supone una modificación sustancial en los parámetros migratorios del país, según informó Univisión.
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La normativa insta a los oficiales a examinar si el solicitante dispone de los medios adecuados para afrontar sus cuidados médicos sin necesidad de acudir al auxilio federal estadounidense.
“¿Posee el aspirante fondos suficientes para sufragar los gastos de dicha atención durante todo su promedio de vida sin depender de subsidios gubernamentales en metálico ni de una internación prolongada costeada por el Estado?”, dice el documento revisado por KFF.
Estas estipulaciones afectarán sobre todo a quienes busquen establecerse de forma permanente en Estados Unidos, aclaró Charles Wheeler, letrado principal de la Red Católica de Asistencia Legal Migratoria (CLINIC).
Según el estudio, el catálogo de dolencias a valorar se ha extendido notablemente. Los funcionarios deberán sopesar afecciones como:
KFF destacó que estas dolencias pueden exigir terapias cuyo costo asciende a sumas elevadas en Estados Unidos, lo que aumenta la probabilidad de ser catalogadas como “gravamen social”.
Especialistas alertan que las nuevas instrucciones amplían la facultad de los oficiales para determinar quién obtiene o no un visado, lo que podría propiciar resoluciones caprichosas y discriminatorias.
KFF rememoró que, si bien la revisión sanitaria siempre formó parte del trámite —enfocada sobre todo en detectar males transmisibles o cotejar el estado de vacunación—, ahora se incorporan parámetros más extensos sobre bienestar general y solvencia económica.
Esta acción se enmarca en la estrategia de la administración de Donald Trump para limitar la llegada de inmigrantes, en sintonía con las políticas de detenciones masivas y vetos de ingreso a refugiados.









