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Las advertencias de EE. UU. dirigidas a las naciones supuestamente promotoras del narcotráfico no han doblegado a los líderes regionales decididos a resguardar su soberanía. Autor: Getty Images Publicado: 01/11/2025 | 09:21 pm
La insistencia de Donald Trump en llevar a cabo operaciones en tierra como parte de su cruzada contra las drogas, reactivó la alarma sobre las serias vulneraciones a la soberanía de esos territorios que podrían venir, si bien el magnate inmobiliario suavizó la idea al estipular que no se trataría de una “declaración de guerra”.
No obstante, la clarificación de Trump en una rueda de prensa, ofrecida hace ya una semana, ocurrió después de que sus “medidas” adoptadas constituyeran ya una provocación y un desafío a un enfrentamiento bélico.
Hace semanas que más de 4,000 marines y una gran cantidad de equipo militar, incluyendo misiles, fueron desplegados en aguas del Caribe; se les atribuye el hundimiento de varias embarcaciones de pescadores y un número desconocido de víctimas mortales. Se ha otorgado permiso a la CIA para actuar en busca de los supuestos cabecillas del narco que el Presidente está persiguiendo, y ahora se confirman las “incursiones terrestres”, que no son sino una transgresión de las fronteras sagradas en las zonas identificadas por Washington como focos de narcotraficantes.
A esto se suma la orden emitida al Grupo de Ataque del portaaviones Gerald Ford, considerado el más potente y letal del mundo, para que se mueva bajo la autoridad del Comando Sur, una fuerza militar de élite “responsable” de Latinoamérica y el Caribe.
Las nóminas de “descertificación”, con las cuales Washington se arroga el derecho de dictaminar quién colabora contra el tráfico de estupefacientes y quién no para luego “castigarlo”, y la designación de varios cárteles como “terroristas”, completan el panorama de la amenazante carta blanca que la Casa Blanca sigue elaborando para ejercer no solo su tradicional e incesante injerencia en los asuntos internos de nuestros Estados, sino para lo que equivaldría a intervenciones militares directas.
Jamás la aspiración de hegemonía estadounidense en la zona fue tan transparente en su hostilidad y afán de control, ni se mostró de forma tan irresponsable un desconocimiento del Derecho Internacional.
Todo lo anterior añade serios retos a la tranquilidad y la coexistencia, para lo cual Trump revive con matices sombríos una táctica que comenzó el expresidente Richard Nixon en los años 60, y que, después de varias administraciones norteamericanas, solo ha significado intromisión en las dinámicas internas de los países sudamericanos sin lograr reducir un problema que, por el contrario, se expande mientras la demanda se mantenga en Estados Unidos y Europa, y a la par que representa una vía de subsistencia para agricultores que no han recibido apoyo para encontrar cultivos alternativos. Pero no son ellos quienes comercian, solo venden lo que cultivan.
Por ello, las desafortunadas acciones estadounidenses no han mejorado la situación: ni las condenadas fumigaciones masivas con glifosato, ni la impuesta política de erradicaciones forzadas; tampoco la presencia de tropas estadounidenses enviadas a la zona andina a principios de los 2000 a través del Plan Colombia, al que con razón se le achacó un rol contrainsurgente e intervencionista.
En el contexto actual, las ofensivas acusaciones infundadas que vinculan al mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, con el narcotráfico son un punto ineludible del entramado, lo que refleja el terreno minado sobre el que se avanza.
Ahora el mismo “ultraje” ha recaído sobre el jefe de Estado colombiano, Gustavo Petro, tildado de manera burda por Trump como “matón”, a lo que este respondió que acudiría a los tribunales de EE. UU. para rebatir las imputaciones.
Tras recibir amenazas contra su persona y su nación, además de sanciones, el líder del Pacto Histórico hizo un llamado a la acción nacional e internacional contra las presiones trumpistas y en previsión de lo que podría transformarse, advirtió, en “una carnicería” en Sudamérica.
Un “adversario” vecino
No es el pasado de guerrillero del presidente colombiano lo que ha “irritado” al mandatario de Estados Unidos, sino la insistencia de Petro en denunciar la doble moral y las fallas de lo que Washington denomina combate a las drogas.
Más recientemente, su participación en un acto masivo de apoyo a Palestina, celebrado en las rúas aledañas al Palacio de Cristal en Nueva York, donde se ubica la ONU, pudo ser percibido como una afrenta para el Presidente de un país que respalda la política de exterminio de Israel y su primer ministro Benjamín Netanyahu.
De todas formas, Trump necesitaba una justificación para continuar su escalada militar, y con Petro fue especialmente intimidante e irrespetuoso.
“Más vale que se cuide. Tomaremos medidas muy serias contra él y su país”, advirtió el jefe de la Casa Blanca en su conferencia de prensa, sin reservas.
Ya existe una “razón” para actuar. Colombia, junto con Venezuela y Bolivia, fue “descertificada” por EE. UU. al considerar que no habían hecho lo suficiente contra el tráfico de drogas, por lo que la Casa Blanca ya suspendió todos los pagos y ayudas a ese país, además de las sanciones específicas de su Oficina de Control de Activos (OFAC) contra Petro y parte de su familia.
El presidente agraviado, por su parte, no cedió. “Siempre me opondré a genocidios y asesinatos del poder en el Caribe”, reiteró en un mensaje en la red social X.
El mandatario del país andino expondría otros argumentos en una entrevista destacada con Univisión, donde logró exponer los fundamentos históricos que hacen injusta una ofensiva emprendida contra cultivos con un legado cultural ancestral como la hoja de coca, y donde exigió que en lugar de a los productores, se persiga a los grandes traficantes que residen en EE. UU. y tienen sus capitales en los bancos de ese país, según afirmó.
A pesar de los “intentos” obstructivos de un entrevistador que se empeñaba en presentar a su entrevistado como responsable del “malestar” de Trump y de una posible ruptura entre Washington y Bogotá, Petro consiguió transmitir su mensaje, y evitó ser guiado por el periodista hacia cuestionamientos y roces con Caracas, país con el que Colombia comparte no solo una trayectoria histórica similar en su proceso de independencia y la proximidad que inevitablemente los hermana, sino también una circunstancia que afecta la seguridad de ambas naciones.
En su perspectiva, Trump está absorto en el petróleo, y toda su estrategia global, indicó, está diseñada para obtenerlo.
Las guerras contra las drogas son falaces, sentenció Petro, y esta en particular es un pretexto para invadir Venezuela con la mira puesta en su crudo.
Del Caribe al Pacífico
Al “caos” que Gustavo Petro calificó la campaña de Trump — que ya ha causado la muerte de unas cuarenta personas en lanchas del Caribe –, “gente humilde que transportando o no cocaína ha sido amenazada con misiles”, y con amenazas de incursión militar en Colombia y Venezuela, se añaden otras acciones letales que invaden otro escenario: el mar Pacífico, donde se informó del hundimiento de un navío en la zona de Sudamérica, según reportó la semana pasada el secretario de Guerra estadounidense, Pete Hegseth, con videos en la red X y un orgullo inmerecido… y otros dos fallecidos.
Según el funcionario estadounidense, fue un “ataque cinético devastador contra una embarcación manejada por una organización terrorista designada y que efectuaba tráfico de drogas (…)”.
Para colmo, la persecución armada, injustificada e ilegal, ha tocado también las fibras sensibles de los mexicanos, tras el primer asalto múltiple efectuado en aguas internacionales del Pacífico oriental pero cerca de las costas de Acapulco, en el estado de Guerrero.
El operativo resultó en 14 vidas perdidas entre los tripulantes de embarcaciones acusadas de traficar drogas, pero sin que se ofrezca una sola prueba o se realicen procedimientos legales que demuestren la culpabilidad de los fallecidos, tal como exige la norma.
¿Qué sucederá cuando el Pentágono materialice las incursiones terrestres anunciadas? ¿Está EE. UU. en guerra o no?















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