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PROVIDENCE, RI (AP) — La administración del presidente Donald Trump comunicó el lunes que aportará fondos parciales al programa SNAP para noviembre, luego de que dos fallos judiciales obligaran al gobierno a mantener operativo el mayor esquema de asistencia alimentaria del país.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), encargado de administrar el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), planeaba detener los giros a partir del 1 de noviembre, argumentando que no podía seguir costeando el programa durante el cese de actividades del gobierno federal. Este beneficio asiste a cerca de uno de cada ocho ciudadanos y es un pilar de la red de protección social nacional. Su desembolso mensual supera los 8.000 millones de dólares a escala nacional. El ejecutivo sostiene que dispone de un fondo de contingencia de 4.650 millones de dólares, el cual cubrirá cerca de la mitad de las prestaciones normales.
El agotamiento de estos recursos podría generar una coyuntura parecida en diciembre si el cierre no se solventa para entonces.
No se ha aclarado la cuantía exacta que percibirán los beneficiarios ni la fecha en que se verá reflejado el monto en las tarjetas de débito que utilizan para adquirir provisiones. Los pagos correspondientes a noviembre ya sufrieron demoras para millones de usuarios.
“La presente Administración Trump tiene los recursos para sufragar este programa en su totalidad, y su decisión de no hacerlo dejará a incontables estadounidenses en situación de necesidad y esperando aún más tiempo por el auxilio, mientras el gobierno ejecuta las acciones adicionales requeridas para fondear parcialmente este esquema”, declaró en un comunicado la fiscal general de Massachusetts, Andrea Joy Campbell, quien lideró un conjunto de funcionarios estatales demócratas en una de las acciones legales que forzaron la financiación.
¿Cómo se las arreglarán los usuarios del SNAP?
Las personas que reciben estos subsidios están buscando la forma de optimizar al máximo su presupuesto destinado a la compra de comestibles.
Corina Betancourt, de 40 años y residente de Glendale, Arizona, ya recurre en ocasiones a un banco de alimentos para obtener despensa para ella y sus tres hijos, cuyas edades oscilan entre los 8 y 11 años. Con la rebaja y el aplazamiento de sus ayudas del SNAP, prevé incrementar su visita al banco de alimentos y hallar modos de rendir al máximo lo que posee.
Sin embargo, le inquieta que con los cerca de 400 dólares que recibirá este mes, en lugar de los 800 habituales, no sea suficiente para alimentar a sus vástagos. “Siempre resolvemos de algún modo”, comentó.
En Camden, Nueva Jersey, Jamal Brown, de 41 años, quien quedó postrado tras sufrir varios episodios cerebrovasculares y subsiste con una pensión fija, señaló que sus allegados le solicitaron una relación de los alimentos que precisa para poder surtirle.
Pero no todo el mundo dispone de ese respaldo.
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