Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
SAN SEBASTIÁN, 7 Nov. (EUROPA PRESS) –
El lehendakari, Imanol Pradales, ha manifestado en el acto de puesta a flote de la Nao San Juan en la Factoría Marítima Albaola de Pasaia (Gipuzkoa), que este navío, cuya gestación constructiva se remonta a hace más de una década, es “una iniciativa nacional” que “refleja lo que fuimos, lo que somos y lo que aspiramos a continuar siendo”.
Pradales asistió al evento protocolario previo a la botadura de la nao, donde también estuvieron presentes el director de Albaola, Xabier Agote, la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza, la delegada del Ejecutivo central en Euskadi, Marisol Garmendia, la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejería, el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, el de las Juntas de Gipuzkoa, Xabier Ezeizabarrena, y el alcalde de Pasaia, Teo Alberro, entre otros.
Asistieron igualmente el representante del área de convenciones de la UNESCO del Ministerio de Cultura, Pablo Jiménez, y, desde la Embajada de España en Canadá, el embajador Alfredo Martínez.
La representación del Gobierno de Canadá estuvo a cargo del enviado especial del Primer Ministro Stéphane Dion, acompañado por Jeffrey Marder, embajador de Canadá en España; John Wall, de la Dirección de Unidad Territorial de Labrador y la Agencia Parks Canada; Stephen Augustin, jefe ancestral de la comunidad M’KMAQ, y Wanita Stone, en representación del pueblo de Red Bay y teniente de alcalde de Red Bay.
En su alocución, Pradales recordó que en el siglo XVI, “en un ámbito de intensa efervescencia geopolítica, en plena mutación derivada del Renacimiento, los vascos fuimos actores principales de la Historia”.
“Fuimos vanguardia en la navegación y los intercambios comerciales transoceánicos. Copartícipes de los inicios de la globalización”, subrayó. Así, el Lehendakari señaló que “en 1565, año del naufragio de la Nao San Joan, Urdaneta pasó a la memoria histórica al inaugurar la ruta entre América y Asia con su Tornaviaje”.
“Años antes, Juan Sebastián Elcano había concluido la circunnavegación del planeta por primera vez”, rememoró, para enfatizar que los vascos fueron “precursores al desarrollar una industria completa en torno a la construcción de navíos y la caza de la ballena”. “Nuestro nivel de especialización fue tal que se decretaron normativas para impedir que potencias foráneas contrataran a profesionales vascos”, aportó.
Tras indicar que “la estela de aquellos balleneros persiste hoy al otro lado del mar, en Red Bay, donde hallamos sitios como Portutxoa o Ainguratxar”, Pradales destacó que “fue una empresa de cooperación y colectiva, donde se distribuían las ganancias”. “Lo que hoy llamaríamos, un proyecto de Nación”, afirmó.
En este contexto, apuntó que “mantuvieron una relación mercantil provechosa y armónica con las comunidades autóctonas” y la Nao San Juan “es un emblema de lo que fuimos, de lo que somos, y de lo que aspiramos a ser en el futuro”. “Representa los valores con los que deseamos seguir contribuyendo al mundo actual: destreza técnica, talento, audacia y apertura a los lazos internacionales”, reiteró.
Finalmente, sostuvo que el pueblo vasco mantiene la “aspiración de continuar participando en el escenario mundial, de seguir surcando las aguas en la nao de la Euskadi Global”, siendo “dueños de nuestro propio trayecto”. Se prevé que en 2027 la Nao San Juan emprenda una travesía transoceánica hacia Canadá.
En julio de 2014, Albaola colocó la quilla de la nao San Juan en el recién inaugurado astillero-museo Albaola Itsas Kultur Faktoria de Pasaia San Pedro, una nueva instalación cultural establecida sobre un antiguo varadero en la entrada del canal de la localidad guipuzcoana.
Impulsada por Xabier Agote —fundador y presidente de Albaola— desde la asociación sin ánimo de lucro Albaola, la edificación de esta réplica ha sido una amalgama, a lo largo de los años, de “construcción naval tradicional, investigación exhaustiva de la ingeniería marítima vasca del Renacimiento y rescate de conocimientos sobre uno de los pasajes más significativos de nuestra historia”.
Desde Albaola recordaron que el proyecto requería la creación de una estructura humana y técnica capaz de revitalizar oficios casi extintos, como la carpintería de ribera, la forja, la fabricación de velas o la elaboración de cuerdas. Estas labores se han desarrollado a la vista del público en un espacio que, desde su apertura, ha recibido más de 340.000 visitantes, incluyendo unos 80.000 escolares y estudiantes.
El pecio fue hallado en 1978 en Red Bay (Labrador, Canadá), gracias a las investigaciones de la historiadora Selma Huxley y a las campañas del Servicio de Arqueología Subacuática de Parks Canada, liderado por Robert Grenier.
El examen y la clasificación de miles de elementos permitieron detallar con exactitud la estructura y las técnicas constructivas del siglo XVI, transformando al San Juan en un referente internacional para la arqueología marina. Albaola, desde 2014, ha emprendido la construcción de la réplica científica basándose en el detallado informe elaborado por el organismo gubernamental canadiense.
Albaola Itsas Faktoria fue la sede esta tarde del evento protocolario de botadura. El acto formal, celebrado en el mismo recinto donde durante once años se ha trabajado ante el público, fue conducido por Maitena Salinas y Jon Maia.
La ceremonia dio comienzo con la interpretación de la composición ‘O bone Jesu’, de Juan de Anchieta, a cargo del coro Zaria Koru Eskola, seguida por la participación de los bertsolaris Aitor Mendiluze, Amets Arzallus y Maialen Lujanbio. También actuaron en el evento los bailarines Lucia Lacarra y Mathew Goldwing.
En el exterior, antes de accionar el mecanismo que puso en movimiento el carro para liberar al San Juan, Zaria Koru Eskola interpretó otra melodía y posteriormente Xabier Agote, ya a bordo del galeón, fijó el último perno en la punta de proa del San Juan junto con el tradicional ramillete de laurel. Por último, Caroline Marchand, en representación de su esposo y padrino del navío Robert Grenier, bendijo el casco con sidra, desde la roda.
En el agua le aguardaban embarcaciones de Albaola con algunos de sus amigos y colaboradores voluntarios. Cientos de personas presenciaron el evento desde la bahía y, simultáneamente, miles gracias a la retransmisión en vivo, entre ellas los habitantes del poblado de Red Bay (Canadá), quienes “celebraron este magno suceso en comunidad”.
Finalmente, la nao se deslizó por la pendiente y alcanzó el mar, acompañada por el sonido “ancestral” de los cuernos y de irrintzis. Tras la maniobra, la nao fue remolcada a través del canal de la ensenada de Pasaia escoltada por otras embarcaciones de Albaola.
La introducción al agua del casco finaliza la etapa en tierra y da comienzo la fase de construcción en el medio acuático, que se desarrollará enteramente en el área portuaria de la bahía de Pasaia. Este proceso implicará el aparejo completo de la embarcación, incluyendo 4 kilómetros de cuerdas, dos juegos de velas (de 600 m2 cada uno), anclas forjadas, botes balleneros, recipientes de cobre, barriles y otros pertrechos, todos manufacturados con materiales y técnicas de la época.
El propósito es dotar al San Juan de plena capacidad de navegación. En los próximos meses, la nao se transformará en un navío-museo accesible, un espacio abierto al público para conocer en detalle la ingeniería naval del siglo XVI y la vida a bordo de aquellos marinos. La siguiente etapa será el viaje de la nao San Juan a Canadá, tal como lo realizó el buque original hace cerca de 500 años.














Agregar Comentario