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En los ensayos de rendimiento exhibió parte de las cualidades que lo consagraron como uno de los cañoneros más mortíferos del torneo.
Erick Ozuna está escribiendo un capítulo en su retorno al balompié profesional, luego de un parón de tres años. Su principal meta es gozar de óptima condición física para sumar su variabilidad de estilos, justo cuando el Atlántico pugna por un lugar en la fase decisiva.
Ozuna, que debutó hace quince días con el Atlántico, demostró en las inspecciones de rendimiento parte de las destrezas que lo hicieron uno de los atacantes más demoledores del circuito.
Lleva más de un mes enfundado en la indumentaria del cuadro costero, tiempo en el cual ha practicado al más alto ritmo y ha tenido participación, mientras se adapta en el terreno.
A Ozuna le fue detectada una isquemia cerebral (derrame), una complicación de la cual pocos consiguen recuperarse sin secuelas motrices permanentes, incluso sin la demanda de una vida deportiva.
Según evaluaciones y datos globales, un ACV es extremadamente letal, sobre todo en personas menores de 50 años, y quien se recupera suele padecer limitaciones físicas duraderas, incluso en individuos sedentarios.
Ozuna (35 años) finalizó su etapa con Pantoja antes de culminar el certamen de 2022, luego de pasar por clubes como Barcelona, la OyM y los Delfines, de donde fue traspasado al club azulgrana. En su recorrido, también militó para el Árabe Unido, el conjunto más destacado de la Primera División panameña.
Atlático se encontraba, antes de la pausa de la FIFA, a cinco puntos de la zona de clasificación restando aun cinco encuentros por disputar.
El menudo atacante dejó su huella en el combinado nacional, donde perforó la portería en nueve oportunidades, en 26 presentaciones. Logró anotar en semifinales de la LDF (portando la camiseta del antiguo Barcelona).














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