En el obsoleto modelo sanitario dominicano, falto de instrucción en temas de salud, la gente solo se preocupa por obtener sangre cuando la requiere y se considera dueña de ese vital fluido.
Así lo evalúa el hematólogo Sócrates Sosa, fundador del Centro Nacional de la Sangre. “Dado que la gente abona por la sangre, se siente poseedora de un bien que, una vez en el centro médico, debería ser propiedad del sistema de salud del país”, manifiesta el galeno.
Opina que el sistema de salud es vetusto y que la sangre es tratada como un artículo de mercado, algo que considera lamentable, y subraya que la calidad de dicho artículo depende de la idoneidad del donante.
Análisis crítico
Para el doctor Sócrates Sosa es imperativa una estrategia nacional para la sangre, que permita cubrir la demanda y aumentar la concienciación ciudadana.
Señala que numerosos intermediarios pululan en torno a la gente y que el Estado no interviene, a pesar de ser una cuestión de su incumbencia.
Lamenta que existan instituciones que se aprovisionan mediante esos supuestos bancos de sangre, lucrándose a costa de la vida de las personas. Para frenar esta práctica, considera necesario ejercer una autoridad rectora e involucrar a la seguridad del Estado en el asunto.
Preguntas comunes
¿Qué sucede si se busca una unidad de sangre para un familiar y no se utiliza, llevársela a casa? Pregunta el doctor Sosa, quien afirma que así no opera un sistema de salud funcional.
Aclara que actualmente, en el ámbito sanguíneo, prevalece el afán de lucro de un mercado que beneficia a quien puede acceder a ella.
La sangre no es propiedad
La sangre donada debe permanecer en el centro asistencial y, si caduca, debe desecharse, explica Sosa, insistiendo en la necesidad de instruir a la población mediante campañas constantes sobre la donación y el uso adecuado de ese recurso esencial.
“Como la gente desembolsa entre 9 y 10 mil pesos dominicanos por una pinta de sangre, permanece expectante en torno a lo que pagó”, asegura.
Sostiene que una unidad de sangre en condiciones óptimas tiene una vida útil de unos 35 días, pero requiere la temperatura adecuada para su conservación.
El costo de la sangre
El experto aconseja que el Ministerio de Salud Pública debe regularizar la sangre en el mercado, de forma similar a como lo hizo con las cesáreas.
“La sangre no tiene un costo intrínseco; lo que sí lo tiene es su preparación. Es el procesamiento lo que implica gastos”, refiriéndose al personal cualificado y a los equipos necesarios para mantener la calidad requerida del fluido.
Por ello, recalca que la sangre es un bien público que precisa ser regulado por el Estado.
Detalles técnicos
El doctor Sosa aclara que los donantes de sangre y hemoderivados no deben recibir remuneración por su aporte, ya que esto distorsiona el sistema sanitario.
La supervisión
Para el médico, el órgano supervisor debe fijar los precios de las unidades de sangre y hemoderivados, por lo que considera que la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (Sisalril) debería solicitar a la Junta Nacional de la Seguridad Social (CNSS) que las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) cubran este insumo.
No obstante, señala que la mayor dificultad al abordar el tema de la sangre es la ausencia de una cultura de donación sistemática, así como la falta de una política definida al respecto.
Mayor demanda de sangre
El doctor Sosa mencionó que el procedimiento médico que más requiere sangre es la cirugía cardíaca, así como durante la fase posterior de recuperación.
“Para una operación del corazón pueden solicitar a la familia entre cinco y seis unidades de sangre, aunque cada procedimiento tiene sus propios protocolos”, indica.
A continuación, amplía: “Se solicita sangre, concentrado de glóbulos rojos y plasma, que son componentes distintos obtenidos de la misma unidad de sangre. En una intervención se pueden utilizar todos los componentes sanguíneos o ninguno. Si se requieren cinco concentrados, significa que el paciente podría estar perdiendo esa cantidad”.
Apunta que cuando un paciente será intervenido quirúrgicamente, debe contar con sangre apartada; sin embargo, lo ideal es que no llegue a necesitarla.
El hematólogo explica que el segundo grupo de pacientes con mayor necesidad de sangre son aquellos en proceso de diálisis, debido a las limitaciones inherentes a los riñones. “Cada vez que inician una hemodiálisis, casi siempre necesitan transfusiones”, especifica.
Uso de la sangre
La sangre se almacena preparada, y si el cirujano la necesita está disponible; en caso contrario, el familiar debe liberarla para que pueda ser utilizada por otra persona. Si no se emplea, es necesario desecharla, detalla el doctor Sosa.
El rol en la transfusión
El anestesiólogo o el circulador es quien dirige la administración de la sangre, según las necesidades del paciente durante la cirugía.
El centro de sangre requiere de 13 donantes, lo cual es correcto, afirma, indicando que de seis unidades se extraen los concentrados de glóbulos rojos y el plasma. Comenta que esta es una duda común en cualquier sala de espera de un centro médico.
Plasma y tiempo de vida
El plasma necesita estar fresco, por lo que debe haber sido extraído del donante máximo seis horas antes, asegura el especialista.
Detalla que es crucial saber que las plaquetas tienen una vida útil de solo 72 horas fuera del organismo, y las convencionales, obtenidas de un donante, no se guardan refrigeradas, sino a temperatura ambiente controlada.
“Si son plaquetas obtenidas por aféresis, su vida útil se extiende hasta 72 horas”, explica, indicando que pueden permanecer en el banco de sangre, de lo contrario, deben ser descartadas.
Aclaración importante
Las plaquetas son las células sanguíneas responsables de la coagulación. La sangre, al ser entregada, deja de ser propiedad del donante y pasa a pertenecer al sistema de salud.
Supervisión necesaria
El doctor Sosa sostiene que debe existir una fiscalización oficial en torno al manejo de la sangre, por ser un tema vital y estar todo contemplado en la legislación y sus normativas. “El ilícito de buscar y comercializar sangre ocurre abiertamente, en las cercanías de hospitales públicos y privados”, asevera Sosa.
Sugerencias
El especialista recomienda establecer programas de promoción constantes para la donación, lo cual no necesariamente implica realizar eventos puntuales.
“Debe haber difusión en televisión y prensa promoviendo la donación. La instrucción sobre la sangre debe iniciarse en la educación primaria, para formar a los futuros donantes”, proclama.
Actualmente, se organizan jornadas en lugares públicos y privados para la recolección de sangre, pero el doctor Sosa considera que esto no refleja una política nacional unificada para la sangre. “Las naciones que han solucionado este problema basan su éxito en la implementación de una política de donación”.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.















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