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Washington, EE. UU. – La administración de Donald Trump ha promulgado una nueva normativa que ordena a las oficinas consulares y migratorias evaluar como no aptos para la residencia permanente a extranjeros que muestren determinadas afecciones de salud o cuya edad pueda implicar un lastre financiero para la nación, reportó KFF Health News.
Esta disposición extiende el catálogo de padecimientos y situaciones médicas que podrían descalificar a los peticionarios de visados de inmigrante. Dentro de ellas se mencionan la obesidad, ligada a problemas como el asma, la apnea del sueño o la presión arterial alta, y dolencias persistentes como la diabetes, dado su potencial de generar desembolsos sanitarios importantes y a largo plazo.
Asimismo, la directriz señala a los empleados que valoren si los aspirantes disponen de medios suficientes para costear su sanación sin recurrir a subsidios gubernamentales. Se considera también el estado de los allegados directos, abarcando a progenitores e hijos de mayor edad, al estudiar la solicitud.
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Desde su comienzo, el ejecutivo de Trump ha sostenido la línea de restringir la permanencia en el país a individuos que pudieran transformarse en una carga social, un enfoque que el gobierno de Biden había suavizado, pero que ahora se restablece con esta nueva instrucción.
La norma también fija que la senectud de un aspirante podrá ser causa de denegación si se estima que incrementa el riesgo de necesitar auxilio social en EE. UU.
Entidades pro derechos humanos y activistas a favor de los migrantes han expresado su rechazo a la directriz, tildándola de sesgada y restrictiva, al considerar que limita el ingreso a individuos por su estado clínico o etapa vital.
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