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Finaliza en Sudáfrica la cumbre inicial del G20

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El conflicto bélico en Ucrania fue mencionado apenas una ocasión en el comunicado, mediante una alusión general que solicitaba el cese de las disputas.

El conflicto bélico en Ucrania fue mencionado apenas una ocasión en el comunicado, mediante una alusión general que solicitaba el cese de las disputas. La contienda civil en Sudán igualmente obtuvo una única referencia en el mismo apartado, sin que se plantearan resoluciones para su terminación.

La primera reunión del Grupo de los Veinte en suelo africano, que culminó el domingo, constituyó un hito al priorizar las necesidades de las naciones pobres en el programa del grupo.

Sudáfrica, como nación anfitriona, orquestó un documento firmado por algunas de las economías más pujantes y emergentes del orbe, quienes acordaron prestar mayor atención global a los asuntos que aquejan particularmente a los países en desarrollo.

Estos temas incluyeron la repercusión del calentamiento global en las naciones empobrecidas, el aumento de los niveles de endeudamiento y las condiciones de crédito inicuas que enfrentan, así como su petición de apoyo para la migración hacia energías limpias.

No obstante, Estados Unidos, miembro fundador del G20 y la economía más grande mundial, marginó la cumbre, rehusándose a firmar el acuerdo, y la administración Trump ha manifestado su oposición a la propuesta de Sudáfrica, sobre todo en lo relativo al cambio climático.

A partir del lunes, EE. UU. asume la presidencia rotatoria del G20, lo que deja en interrogante el impacto a futuro del comunicado sudafricano.

África protagoniza la agenda

El G20, conformado por 21 integrantes, se estableció en 1999 para encarar problemas económicos de ámbito mundial. Sus miembros comprenden a Estados Unidos, China, Rusia, India, Francia, Alemania y el Reino Unido, pero también a naciones como Brasil, Indonesia y Sudáfrica, además de la Unión Europea y la Unión Africana.

El texto de 122 puntos divulgado en la cumbre de Johannesburgo no es un instrumento de cumplimiento obligatorio, sino más bien un indicio de acuerdo general.

Establece que las naciones pactaron colaborar para impulsar la movilización de capitales públicos y privados a fin de asistir a los países más humildes en su recuperación tras desastres climáticos, que se están volviendo cada vez más destructivos para ellos.

África aporta mínimamente al calentamiento global, por ejemplo, cerca del 2-3% de las emisiones mundiales, según la ONU, pero sufre algunos de los efectos más graves. Los recientes ciclones, intensificados por el cambio climático, generaron pérdidas multimillonarias en Mozambique, Malaui y Zimbabue.

Ciertos representantes de estados en vías de desarrollo fueron invitados al cónclave y expusieron sus dificultades en torno al pasivo y el financiamiento, especialmente en África. El mandatario de Sierra Leona, Julius Maada Bio, líder del agrupamiento económico de África Occidental, manifestó que las naciones de su zona enfrentaban tasas de interés hasta ocho veces superiores en préstamos internacionales comparadas con las de países ricos.

La presidenta de Namibia, Netumbo Nandi-Ndaitwah, señaló que su país era tildado de alto riesgo por los acreedores a pesar de haber liquidado recientemente un bono de 750 millones de dólares a tiempo.

“África no requiere asistencialismo,” afirmó Bio, “sino condiciones de crédito equitativas.”

Las limitaciones del G20

Si bien los líderes calificaron el encuentro de Johannesburgo como trascendental, surgieron dudas sobre la eficacia del bloque para abordar algunas de las crisis más serias.

La disputa en Ucrania se mencionó una sola vez en el documento, en una referencia genérica que pedía el fin de las hostilidades. La guerra interna en Sudán también tuvo un solo señalamiento en el mismo fragmento y no se propusieron mecanismos para detenerla a pesar de su funesto impacto regional.

El presidente galo, Emmanuel Macron, indicó que el G20 se encuentra en un punto de inflexión dado que está “luchando por establecer un estándar común en las coyunturas geopolíticas”.

Estados Unidos toma las riendas

La asamblea concluyó con un instante de tensión. Generalmente, el país anfitrión entrega un simbólico mazo de madera a la nación que asume la presidencia del G20, pero ningún delegado estadounidense se presentó para recibirlo del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa debido al veto.

Estados Unidos deseaba enviar a un delegado de su embajada, pero Sudáfrica lo rechazó, argumentando que era una falta de respeto a Ramaphosa entregar el mazo a un funcionario de menor rango.

Tras el acto protocolario, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva tomó el mazo y lo agitó de manera jocosa hacia un colega cercano, diciendo a Ramaphosa en voz grabada por los micrófonos: “Se lo haré llegar a ellos (Estados Unidos)”.

El G20 opera bajo un sistema de “troika” donde los anfitriones de las juntas previas, actual y futura colaboran a lo largo del año.

Esto implica que Estados Unidos deberá cooperar durante los próximos doce meses con Sudáfrica, un país que bajo la administración anterior ha sido objeto de duras críticas, lo que ha deteriorado las relaciones al punto más bajo desde el fin del apartheid hace 31 años.

La próxima cumbre será en un club de golf de Trump

Trump anunció que el encuentro del G20 en 2026 tendrá lugar en su campo de golf en Doral, cerca de Miami, Florida, aunque insistió en que su empresa familiar no obtendrá beneficios económicos.

El G20 bajo la dirección estadounidense se verá notablemente distinto, señalaron funcionarios de EE. UU., mientras criticaban a Sudáfrica por convidar a tantas naciones adicionales como invitadas a la reunión de este fin de semana. Sudáfrica defendió su intención de ser lo más inclusiva posible.

“Hemos reducido el G20 a sus elementos esenciales”, aseguró el Secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent. “El G20 se transformó prácticamente en un G100 este año”.

Trump ha instado a que Sudáfrica sea expulsada del G20 por sus aseveraciones —ampliamente refutadas— de que está reprimiendo violentamente a su minoría blanca. Cuando se consultó a un portavoz gubernamental sudafricano si temían que EE. UU. denegara visados a su delegación para asistir a las reuniones preparatorias del G20, el vocero aseguró que no.

“Al igual que cualquier otra nación, pueden optar por otorgarte o no una visa”, indicó el portavoz sudafricano y ministro del gabinete, Khumbudzo Ntshavheni. “Eso no altera el costo de los alimentos básicos”.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

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