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El arzobispo metropolitano de Ciudad Primada de América, monseñor Francisco Ozoria Acosta, comunicó que la Santa Sede le ha retirado sus encargos administrativos y directivos en la Arquidiócesis de Santo Domingo, conservando únicamente su distinción honorífica como arzobispo.
Al difundir la novedad mediante una nota, señaló que el Prefecto del Dicasterio para los Obispos, el Cardenal Marc Ouellet, le había notificado sobre unas imputaciones en su contra.
“Al concluir, me comentó: ‘Usted tiene numerosos adversarios’. Los rivales han prevalecido”, rememoró.
Tal como detalló el mismo Ozoria, esta medida surge a raíz de denuncias por “gestión deficiente” en el manejo de las finanzas y la organización interna de la arquidiócesis.
Sin embargo, el prelado aclaró que él mismo había solicitado al Vaticano la designación de un arzobispo coadjutor al alcanzar los 74 abriles, con la meta de asegurar la continuidad del trabajo pastoral y reforzar la implementación de las directrices de la Iglesia.
A pesar de este fallo, manifestó sentirse “sereno y dichoso” por el servicio sacerdotal que ha prestado durante más de cuatro décadas.
En su comunicado, reiteró su adhesión a los principios de unidad, participación y corresponsabilidad que han guiado su misión pastoral.
A todos mis allegados y seres queridos, a quienes aprecio y me tienen afecto sincero.
Con la noble intención de preservar el trabajo hecho, guiado por los rumbos pastorales que la Iglesia propone en su magisterio: comunión, implicación, desconcentración de poder, corresponsabilidad y sinodalidad, al llegar a mis 73 años (dos años antes de mi jubilación), solicité a través de la Nunciatura Apostólica, un Arzobispo Coadjutor.
-Al llegar a los 74 años, la Sede Apostólica nombró al Arzobispo Coadjutor que pedí.
-Mi asombro reside en que el Arzobispo Coadjutor designado posee “facultades especiales exclusivas para el ámbito de la administración del patrimonio diocesano, para asuntos económicos-financieros, así como para la dirección del clero y del personal eclesiástico”. Por lo tanto, el Rvd. Mons. Francisco Ozoria Acosta, si bien mantendrá la titularidad del cargo, “queda privado del poder de gobierno en las áreas mencionadas a partir del día en que el nuevo Arzobispo Coadjutor tome posesión canónica”.
-Bajo este esquema, solo me han dejado el título de “Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo”. Lo que menos me agrada son los honores.
-Estoy gozoso y satisfecho de mi ministerio sacerdotal ejercido con cariño hacia la Iglesia (47 años de Ordenación Sacerdotal, 28 años de Obispo), sirviendo sin reservas a Dios y a la Iglesia, con modestia y llaneza. He servido a la Iglesia con lealtad y acatamiento.
-Según las Letras Apostólicas, se me aparta “por mala administración”, y así debe entenderse. Jamás recibí amonestación o advertencia alguna.
-En mi rol de enseñanza y santificación, tengo la satisfacción del deber cumplido. Dios es fiel y conoce mi fuero interno. Ahí están los frutos.
-Durante estos años de incumbencia pastoral, tuve siempre presentes las palabras de mi estimado Predecesor Monseñor Jesús María de Jesús Moya, cuando le informé sobre mi designación como Obispo de la nueva Diócesis de San Pedro de Macorís: “el Obispo debe tener un talante de mártir”.
-Recuerdo también las expresiones del Prefecto del Dicasterio para los Obispos, el Cardenal Marc Ouellet, durante una visita protocolaria, quien mencionó algunas delaciones en mi contra. Al despedirse me dijo: “Usted tiene bastantes detractores”. Los opositores han triunfado.
-Acepto con sumisión la resolución de la Iglesia. Yo pertenezco a la Iglesia, amo la Iglesia y me someto a la Iglesia.
Agradezco su acompañamiento en el ministerio. Gracias por sus oraciones.
En Jesús, Buen Pastor, los bendice Francisco Ozoria Acosta, arzobispo metropolitano de Santo Domingo. Primado de América.
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