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Sin duda alguna, una colectividad donde el raciocinio efectivo y como vía de consulta para ciertas resoluciones sea el punto de partida del desarrollo pleno, es evidente que será una comunidad asentada sobre firmes fundamentos, con valores sumamente difíciles, sino imposibles, de doblegar.
Por esta razón, el título de esta meditación-crítica-reflexiva que en esta ocasión abordaremos sobre el libro *La Encrucijada Mundial, Un Manual para el Mañana*, de don Pedro Baños, nos llevará a seguir discurriendo sobre la noción de poder, la cual, insistimos, es primordialmente el instrumento sobre el cual se sustentan las decisiones de aquellos que ejercen dominio sobre otros.
Este es un libro que, como bien indica su título Encrucijada, nos presenta a lo largo de sus 608 páginas una serie de conceptos, la gran mayoría de ellos impuestos por quienes desde las sombras manejan una parte considerable del orbe. No obstante, a tenor de dicho texto, también hallamos algunas sendas de escape a todo lo planteado, que inevitablemente nos conducirían a dos opciones: la “libertad irrestricta” o la subyugación total.
No es en vano que el autor citado nos advierte que “El sistema vigente ha generado mayor descontento, división social, extremismo, paro juvenil, falta de esperanza, descrédito político (y de quienes lo ejercen), desconfianza en la democracia, aislamiento, primacía de la tecnología, expolio de los recursos naturales y alteración climática”, en la página 20.
Al dar una lectura superficial a estos elementos, quizás no percibamos el verdadero mensaje que se nos intenta transmitir, pero cuando analizamos los puntos ya mencionados, logramos comprender o empezar a abrir la mente para vislumbrar el rumbo que tomamos como especie si seguimos por el sendero actual.
Estos factores, junto a otros diseminados en las valiosas páginas de los otros libros de Pedro Baños que hemos analizado, suelen conformar parte esencial de los artilugios empleados por las denominadas potencias mundiales para acrecentar su influencia y, con ello, continuar la marcha hacia el dominio global, que a fin de cuentas es la meta principal de quienes hoy se miden en una intensa pugna geopolítica como son Rusia, China y Estados Unidos, siendo esta última nación la que actualmente, aunque a algunos les cueste admitirlo, lleva la delantera.
Ahora bien, tras Estados Unidos se sitúa China, que con estrategias muy sagaces y refinadas, se acerca en pos de su ambición, sin descartar, como algunos analistas geopolíticos han señalado, a una Rusia que, si bien momentáneamente frenada en sus aspiraciones, también ansía recuperar el estatus de potencia que poseía antes del colapso del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989.
Esa fecha quedó grabada en la historia como el fin de la Guerra Fría, momento en el cual los norteamericanos se erigieron como los rectores del mundo, hasta nuestros días.
Tal como sugiere el título de la obra, la humanidad se enfrenta a una disyuntiva donde las posibles salidas, a juzgar por lo inteligentemente expuesto por Pedro Baños, no son muchas. Veamos.
En este libro se abordan diversas temáticas que iremos sopesando a la luz del texto que nos ocupa, el cual, acertadamente en las páginas 20 y 21, puntualiza: “No podemos continuar por este rumbo. Las viejas estructuras políticas y sociales ya no satisfacen al ciudadano. La relación con sus representantes está deteriorada. Los nuevos marcos sociales exigen maneras de pensar distintas y divergentes”.
A la sociedad en general se le están administrando, mediante cuantos medios han considerado oportunos, toda clase de recursos con el propósito de sumergirla en un torbellino visual y afectivo.
Es a través de múltiples vías tecnológicas por donde fluyen en gran medida aquellos elementos cruciales para mantenernos apaciguados, cual infantes a los que se les ofrece el biberón y una nana, por quienes laboran afanosamente por el control mundial. Nos están convirtiendo en autómatas sin darnos cuenta.
Con tantas armas de aniquilación masiva, especialmente las nucleares que poseen muchas de las naciones consideradas “potencias”, los riesgos se vuelven cada vez más inminentes, por lo que si sus dirigentes no actúan con la mesurada inteligencia colectiva y emocional requerida, es muy probable que en el futuro podamos incluso naufragar como especie, pues “Da la impresión de que todo se derrumba y que nuestros líderes depositan toda su fe en la tecnología de vanguardia, aunque no comprendan cabalmente qué es, ni cómo ni para qué emplearla”, página 22.
Por ello, con miras a resguardar parte de nuestra integridad y a planificar el futuro, algunas de las naciones que se perciben como las más activas en el uso de su intelecto, a través de sus gabinetes de pensadores, ya reportan que “en algunos sitios existe ya una suerte de Ministerio del Futuro. Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo, ha creado un Ministerio de Inteligencia Artificial, enfocado en evaluar los aspectos en los que el país podría tener carencias en un futuro próximo”, página 24.
El terreno resbaladizo sobre el que hoy avanzamos como especie, con estos progresos tecnológicos, no requiere de un adivino para concluir que el “Internet se ha transformado en el quinto poder”, página 40, y que, además, es uno de los instrumentos principales utilizados con ahínco para lograr la dominación global y conducimos precisamente a aquello que titula esta reflexión, a saber, la Infantilización Social.
¿En qué consiste este fenómeno?
Cuando se infantiliza a una población, se la adormece con todo tipo de material prescindible que logra impactar “en todos los estratos sociales”, donde “Desaparece la cultura del razonamiento, de la cavilación”. Pero, sobre todo —y este es un aspecto fundamental a destacar—, “la política se vuelve dogma, se simplifica; el electorado no demanda planes o políticas complejas; los políticos caen en situaciones ridículas al intentar emular a la juventud y parecer más jóvenes ellos mismos, olvidando la esencia y el peso de su cargo”, página 52.
Por lo tanto, reiteramos, nos hallamos en una gran disyuntiva, donde para aquellas naciones que persiguen el control, resulta prioritaria “la progresiva anulación del juicio crítico”, página 53, para así convertirse en meros objetos dentro de la contienda por el control geopolítico supremo.
Sin percatarnos, estamos presenciando una época donde “Esta nueva sociedad se edifica atacando tanto el saber como las convicciones”, página 42, lo cual, se quiera o no, tiende a fracturar patrones de conducta de grandes conjuntos sociales para facilitar su manejo a través de los múltiples dispositivos empleados con el fin de mantenernos postrados ante enemigos invisibles que, con “juguetes”, alimentos y la saturación de antivalores disfrazados como “influencer”, nos inyectan todo tipo de nocividad, para finalmente transformarnos en figuras a su antojo y semejanza.
A través de esta infantilización a la que nos someten, “Se logra desestabilizar el sistema, promoviendo el temor y la incredulidad. Se fomenta la paranoia, la histeria colectiva, la manipulación, impidiendo a la vez cualquier postura crítica. Ya no es posible discernir entre una opinión y un análisis fundamentado en hechos. Al final, triunfan los populismos, la división de posturas, la fragmentación social. Se duda de todo y se instala el caos”, página 42.














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