El ingeniero en mecatrónica Rómulo Pérez, graduado del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), presentó un ingenioso sistema tecnológico para atajar la problemática del arribazón de sargazo en las costas nacionales: un navío tipo catamarán ideado para capturar la alga en mar abierto, antes de que llegue a la orilla y degrade el entorno turístico.
El joven profesional compartió los pormenores del diseño en una conversación en el espacio Propuesta de la Noche, conducido por el periodista Manuel Jiménez, donde detalló que el artefacto, denominado Sargazoom, fue concebido como parte de su tesis para aplicar la ingeniería a un desafío ecológico palpable y apremiante.
Tal como precisó Pérez, el catamarán incorpora sensores, cámaras, sistemas de inteligencia artificial y motores eléctricos alimentados con energía solar.
El equipo se desplaza de manera autónoma, localiza las áreas con mayor cúmulo de sargazo y lo retira mediante una banda transportadora que lo deposita en un receptáculo posterior.
Todo el mecanismo fue concebido para operar de forma continua, limpia y silenciosa, sin emplear diésel ni generar efluentes nocivos.
Pérez aclaró que lo mostrado hasta ahora es un modelo a escala, probado en entornos controlados, si bien el plan definitivo incluye la fabricación de una flota de embarcaciones de mayor tamaño, que operarían simultáneamente en diferentes segmentos del litoral.
Argumentó que esta estrategia flexible permite cubrir mayor superficie, ser más eficaces y evadir los elevados desembolsos y los obstáculos logísticos de una única nave de grandes proporciones.
Comentó que el punto óptimo para la recogida del sargazo es entre los 800 metros y un kilómetro mar adentro, justo antes de que la biomasa inicie su descomposición.
Enfatizó que una vez que el sargazo alcanza la arena, su composición se ve alterada, elevando el costo de su gestión debido a la necesidad de separar la arena y otros desechos.
El ingeniero especificó que la propuesta tecnológica cuenta con una patente registrada en conjunto con INTEC, resultado de una fase de estudio que superó el año y medio.
Aunque hasta la fecha no ha obtenido apoyo del aparato gubernamental ni del Ministerio de Medio Ambiente, indicó estar preparado para exponer el proyecto formalmente y espera que tanto el Estado como el sector privado perciban el valor de la propuesta.
Durante la plática, Pérez resaltó que el sargazo no solo constituye un problema ambiental, sino también una oportunidad económica, puesto que puede transformarse en biodiésel, fertilizante, artículos cosméticos, medicamentos, materiales de construcción e incluso sucedáneos de cuero.
Sin embargo, advirtió que, para ser un recurso utilizable, debe ser recolectado en su fase más fresca, algo factible únicamente si se intercepta en el mar.
Respecto a la génesis del fenómeno, el ingeniero explicó que el sargazo se origina en la denominada franja atlántica, nutrido por aportes del Amazonas, partículas del Sahara y el incremento térmico oceánico, lo cual agiliza su proliferación.
Estas vastas extensiones flotantes siguen trayectorias similares a las de los ciclones y afectan particularmente la zona oriental del país, como Higüey y Bávaro, aunque pueden impactar diversas áreas costeras según las corrientes.
Pérez concluyó que abordar la cuestión del sargazo precisa de una solución holística, que combine barreras de contención, captura tecnológica y procesamiento industrial.
Aseguró que su diseño está listo para ser ampliado, y sugirió que su puesta en marcha se efectúe a través de colaboraciones público-privadas, en beneficio del turismo, el ecosistema y la economía nacional.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.














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