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La paralización del gobierno en EE. UU. entra en una etapa distinta al vencerse la provisión de asistencia para alimentos y sanidad

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

La situación de 42 millones de compatriotas que obtienen vales para alimentos mediante este plan se halla ahora mismo en la incertidumbre

Washington.- El cese de actividades del Gobierno en EE.UU. ingresó este sábado en una etapa decisiva, dado que hoy vencieron los fondos destinados al programa de respaldo alimentario del que dependen 42 millones de ciudadanos, y además se divulgaron por primera vez las nuevas cuotas de los planes de salud del Obamacare para 2026, las cuales aumentarán significativamente por la terminación de los subsidios.

La entidad gestora de los esquemas de seguros médicos federales para poblaciones vulnerables compartió hoy las nuevas tarifas en su plataforma digital, al tiempo que diversas firmas consultoras siguen preparando estimaciones sobre las alzas promedio en los pagos mensuales para el año venidero.

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Los análisis sugieren incrementos por parte de las aseguradoras de alrededor de un 25 % en promedio en los distintos estados, a lo cual se suma el cese de las ayudas aprobadas en 2021 en pleno auge de la pandemia para brindar apoyo a los usuarios de los programas englobados en la ley de cobertura sanitaria accesible, conocida como Obamacare.

Estos auxilios lograban que las pólizas resultaran gratuitas para quienes vivían en la pobreza y subvencionaban parcialmente el coste para aquellas personas con ingresos inferiores a 65.000 dólares anuales.

Ciertos expertos opinan que este panorama provocará que numerosas familias no puedan afrontar el gasto y queden sin cobertura, y que, para quienes aún puedan costeárselo, el desembolso anual de dicha póliza prácticamente se duplicará.

A su vez, el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), del cual depende 1 de cada 8 estadounidenses (la mayoría niños, ancianos y personas con discapacidades) para conseguir alimentos, se encuentra sin fondos desde este sábado debido a la paralización Federal.

La situación de 42 millones de estadounidenses que reciben vales para adquirir comestibles a través de este programa está actualmente en el limbo, incluso después de que dos magistrados ordenaran ayer a la administración de Donald Trump hallar una manera de sufragar el SNAP con recursos extraordinarios, algo que el Departamento de Agricultura, responsable de esta ayuda alimentaria, había rechazado inicialmente.

La mayoría de los analistas cree que más allá del dictamen final del Gobierno o las cortes, parece evidente que habrá demoras en la próxima distribución de los vales de comida.

Restablecer el complejo sistema que efectúa los pagos a los beneficiarios del SNAP puede requerir varios días, lo que implica que las resoluciones temporales de las administraciones territoriales serán fundamentales para aquellos con problemas para adquirir alimentos.

A la coyuntura generada por el fin de los auxilios alimentarios y sanitarios se agrega también la creciente inquietud por la operatividad del tráfico aéreo ante la escasez de controladores, quienes se cuentan entre los 730.000 funcionarios federales catalogados como cruciales que siguen laborando por el momento sin remuneración, algo que no percibirán hasta que se reanuden las actividades.

Dos terminales aéreas de Nueva York se vieron forzadas a interrumpir temporalmente los aterrizajes ayer, jornada en la que la mitad de los aeropuertos con mayor movimiento del país reportaron insuficiencia de personal, lo que ocasionó retrasos en toda la nación.

En el cese administrativo de 2018-2019, el más extenso en la historia nacional, fueron precisamente las ausencias de los controladores las que, al paralizar parte del tráfico aéreo del país, terminaron impulsando a republicanos y demócratas a llegar a un acuerdo legislativo.

El actual paro Federal, que hoy cumple su día treinta y dos y parece que podría devenir en el más largo de la historia de EE.UU., se debe al estancamiento entre demócratas y republicanos en el Senado para aprobar nuevas partidas presupuestarias que permitan la reapertura del Gobierno.

Los progresistas exigen que, para conceder a los conservadores los votos necesarios para avalar un crédito presupuestario interino que levante el cese, se extiendan precisamente las coberturas del Obamacare que expiran a fin de año, mientras que los centroderechistas solicitan reabrir primero la Administración y luego dialogar sobre las ayudas. Este texto fue publicado originalmente en El Día

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