La caminata se efectúa anualmente en la universidad pública como tributo póstumo a Gladys Ricart, ultimada el día de su boda por su antiguo pareja, el 26 de septiembre de 1999, en Nueva Jersey, Estados Unidos.
La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) efectuó ayer en su recinto central la acostumbrada “Marcha de las Novias”, al conmemorarse el Día Internacional de la Eliminación de la No Violencia contra la Mujer.
La caminata se efectúa anualmente en la universidad pública como tributo póstumo a Gladys Ricart, ultimada el día de su boda por su antiguo pareja, el 26 de septiembre de 1999, en Nueva Jersey, Estados Unidos.
Tal como es habitual, el recorrido partió de la explanada del auditorio principal de la UASD y cruzó el campus central de dicha institución.
Asistieron numerosas mujeres, entre ellas docentes, alumnas y personal administrativo, vestidas de novias, y gritando arengas para generar conciencia en pro del respeto y consideración hacia las féminas y contra la agresión hacia ellas.
La actividad fue liderada por la vicerrectora de Extensión, Rosalía Sosa, y la directora del Instituto de Investigación y Estudios de Género y Familia de ese centro de estudios, Virtudes de la Rosa Hidalgo, junto a otras directivas académicas y administrativas.
“Hoy se cumplen 65 años del crimen de las Hermanas Mirabal, que fue resultado directo de la agresión hacia las mujeres; recordamos también a otra perjudicada por esa violencia: Gladys Ricart, y con ellas a tantas vidas que han sido segadas por ese azote que ha traído tanta aflicción y duelo a nuestros entornos sociales”, manifestó Sosa.
El recinto universitario instó a las entidades gubernamentales y legislativas a crear y reforzar medidas públicas para que finalicen el maltrato familiar y los feminicidios en la nación.
Entretanto, De la Rosa señaló que el país registra un promedio anual de entre 70 y 90 feminicidios, de los cuales alrededor del 75% se cometen a manos de cónyuges o excompañeros, lo cual evidencia un patrón arraigado y no circunstancial.
Añadió que la violencia sucede luego de múltiples advertencias previas, apuntando fallas serias en el sistema de amparo a las víctimas de violencia doméstica.
“La idiosincrasia dominicana mantiene costumbres donde la hombría se equipara con control, celos y autoridad; la agresión se interpreta como disputas de pareja; las mujeres son formadas para soportar atropellos”, declaró la catedrática.
Comentó que las indagaciones indican que el peligro de feminicidio se agrava en situaciones de precariedad económica y la dependencia monetaria aumenta la fragilidad de las mujeres, mientras los soportes asistenciales son menos accesibles para el sector femenino rural.
“Aunque el país presenta progresos (directrices, fiscalías especializadas, campañas), estos no han sido suficientes para disminuir de forma constante la cifra de mujeres asesinadas por motivos de género”, concluyó la investigadora y profesora universitaria.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.















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