Internacionales

Línea de tiempo de las intervenciones estadounidenses en Sudamérica y los comentarios del Congreso sobre ellas

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Sostiene que su nación se halla en una "confrontación bélica" contra las organizaciones de narcotráfico, basándose en la misma potestad legal que empleó el gobierno del exmandatario George W.

Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

WASHINGTON — En menos de dos meses, la administración Trump indica que las fuerzas armadas estadounidenses han neutralizado a un mínimo de 69 individuos en 17 incursiones conocidas contra navíos que transportaban estupefacientes en el Caribe y el Pacífico oriental desde inicios de septiembre.

El presidente Donald Trump ha justificado estas acciones como una escalada imprescindible para contener el ingreso de drogas a Estados Unidos. Sostiene que su nación se halla en una “confrontación bélica” contra las organizaciones de narcotráfico, basándose en la misma potestad legal que empleó el gobierno del exmandatario George W. Bush para decretar la guerra al terrorismo luego de los sucesos del 11 de septiembre de 2001.

No obstante, conforme el número de intervenciones se incrementa, también se ha agudizado una discusión en el órgano legislativo sobre las fronteras de la autoridad presidencial. Estas operaciones se han producido sin ninguna revisión judicial ni una proclamación de guerra formal por parte del poder legislativo, y ciertos congresistas han planteado interrogantes acerca de la escasez de evidencia sólida para respaldar las bajas.

Entretanto, una inusual intensificación de la presencia naval cerca de Sudamérica ha despertado inquietudes sobre una posible incursión de Washington en Venezuela y especulaciones de que Trump podría intentar deponer al mandatario Nicolás Maduro, quien enfrenta acusaciones de narcoterrorismo en Estados Unidos.

A continuación, se presenta una secuencia temporal de las maniobras castrenses de Washington en la zona y las inquietudes de algunos legisladores:

Trump promulga una orden ejecutiva en su primer día de regreso en la Casa Blanca, facilitando que las agrupaciones delictivas y los carteles de la droga sean clasificados como “organizaciones terroristas foráneas”. Entre ellas se incluye el Tren de Aragua, una banda venezolana.

El aparato de inteligencia estadounidense ha puesto en duda la premisa central de Trump de que el régimen de Maduro colabora con el Tren de Aragua y orquesta el trasiego de narcóticos y la migración irregular hacia Estados Unidos.

El gabinete de Trump cataloga formalmente a ocho estructuras criminales latinoamericanas como organizaciones terroristas foráneas.

Esta denominación habitualmente se reserva para colectivos como Al Qaeda o el Estado Islámico, los cuales utilizan la violencia con fines políticos, y no para redes criminales centradas en la obtención de lucro.

Funcionarios de Estados Unidos confirman que el ejército desplegó tres destructores Aegis equipados con misiles guiados en aguas próximas a Venezuela como parte del esfuerzo de Trump para luchar contra los grupos de narcotraficantes latinoamericanos.

La flotilla en el Caribe creció en pocas semanas para sumar tres buques de desembarco anfibio y otros dos navíos de la Marina de EE. UU., con cerca de 6,000 marinos y marines en total. Los navíos anfibios llevan diversas aeronaves a bordo. Estados Unidos también situó aviones de combate F-35 en Puerto Rico en septiembre.

Un sumergible de la Marina patrulla cerca de Sudamérica y tiene capacidad para transportar y disparar torpedos de crucero.

Estados Unidos ejecuta su primera acción contra lo que, según Trump, era una embarcación con estupefacientes que zarpó de Venezuela y era operada por el Tren de Aragua.

El líder republicano informa que 11 personas perecieron y difunde un breve video de un pequeño bote que parece estallar en llamas.

En una misiva dirigida a la Casa Blanca, el senador Tim Kaine y otra veintena de senadores demócratas exponen que la administración de Trump no ha aportado “ninguna justificación legal válida” para la agresión.

El senador Jack Reed, el principal demócrata de la Comisión de Servicios Armados del Senado, pronuncia un discurso ante el pleno esa semana, argumentando que las fuerzas armadas de Estados Unidos no están “facultadas para perseguir a presuntos delincuentes y eliminarlos sin un proceso judicial”.

Las fuerzas armadas estadounidenses dirigen un segundo asalto contra otro bote que, supuestamente, llevaba drogas, resultando en la muerte de tres individuos.

Al ser consultado sobre qué pruebas posee Washington de que la nave transportaba narcóticos, Trump contestó a los reporteros: “Tenemos pruebas. Solo hay que observar la mercancía que quedó esparcida por todo el mar: grandes sacos de cocaína y fentanilo por doquier”.

Sin embargo, ni las fuerzas armadas ni la Casa Blanca mostraron imágenes de lo que Trump describió.

Trump comunica que las fuerzas armadas norteamericanas efectuaron un tercer ataque letal contra una presunta embarcación de traficantes. El mandatario señala que tres personas murieron en la acción y que la inteligencia “corroboró que la nave transportaba estupefacientes ilícitos”.

Varios senadores y organizaciones pro derechos humanos continúan poniendo en tela de juicio la legalidad de estas ofensivas, calificándolas como un posible extralimitación de las prerrogativas del poder ejecutivo.

Trump declara que los cárteles son combatientes irregulares y afirma que Estados Unidos está ahora en un “estado de hostilidades” contra ellos, según un informe de su gobierno al que The Associated Press tuvo acceso.

El informe parece significar una afirmación extraordinaria de las atribuciones presidenciales de guerra, dado que Trump prácticamente establece que el tráfico de drogas hacia Estados Unidos equivale a una hostilidad que demanda el uso de la fuerza militar.

El documento provocó críticas de algunos legisladores, incluido el senador republicano Rand Paul.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, dice haber ordenado un cuarto ataque contra un pequeño bote al que acusa de transportar drogas en aguas próximas a Venezuela. Informa que en el asalto perecieron cuatro varones, pero no proporciona pormenores sobre su identidad o afiliación grupal.

Trump declara en su red social que el bote estaba “repleto de suficientes narcóticos para causar la muerte de entre 25 y 50 mil personas”, e insinuó que iba “acercándose al territorio estadounidense”, cuando en realidad se ubicaba frente a la costa venezolana.

Los republicanos del Senado votan en contra de una moción que hubiera requerido al presidente solicitar la aprobación del Congreso antes de llevar a cabo más incursiones militares contra los cárteles. La votación se dividió principalmente por líneas partidistas, 48 a 51.

Trump notifica el quinto asalto contra un pequeño navío que supuestamente llevaba drogas, informando de seis fallecidos. El mandatario señala que “la inteligencia” confirmó que la nave traficaba estupefacientes, estaba ligada a “redes de narcoterrorismo” y navegaba por una conocida ruta de narcotráfico.

Trump ratifica que autorizó a la CIA a ejecutar operaciones encubiertas dentro de Venezuela, y menciona que considera la posibilidad de ejecutar incursiones terrestres en el país.

El presidente indica que el gobierno evalúa la opción de realizar más ataques en la región. Se niega a precisar si la CIA tiene luz verde para actuar contra Maduro.

El almirante de la Armada a cargo de las operaciones militares en la zona anuncia su retiro en diciembre.

El almirante Alvin Holsey asumió el mando del Comando Sur de Estados Unidos apenas en noviembre pasado, supervisando un área que cubre el mar Caribe y las aguas adyacentes a Sudamérica. Generalmente, estas designaciones duran entre tres y cuatro años.

Trump comunica que Estados Unidos agredió un sexto navío que supuestamente transportaba drogas en el Caribe, causando la muerte de dos individuos. Dos personas a bordo del semisumergible lograron sobrevivir.

Posteriormente, el presidente indica que los supervivientes serían remitidos a Ecuador y Colombia, sus países de origen, “para su detención y procesamiento”. El organismo de repatrición evita contestar preguntas sobre cuál sería su estatus legal en el sistema judicial estadounidense.

Las fuerzas armadas de Estados Unidos hostigan una séptima embarcación que, según Hegseth, llevaba “volúmenes considerables de estupefacientes” y estaba relacionada con un grupo insurgente colombiano, el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Afirma que los tres “terroristas” a bordo perecieron en el ataque.

Cuando Hegseth anuncia la agresión el 19 de octubre, no presenta ninguna prueba que sustente sus aseveraciones, pero comparte un breve video de un bote envuelto en llamas.

El legislador Adam Smith, un demócrata de alto rango en la Comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, solicita una sesión informativa sobre las incursiones a los navíos.

“Nunca, en mis más de 20 años en la comisión, recuerdo haber visto a un comandante de combate abandonar su puesto tan pronto y en medio de tanta turbulencia”, declaró Smith en un comunicado sobre la inminente partida de Holsey. “Tampoco he presenciado jamás una omisión tan flagrante de transparencia por parte de un gobierno y del departamento al informar sustancialmente al Congreso sobre el uso de fuerza militar letal”.

Hegseth informa que las fuerzas armadas llevaron a cabo su octavo ataque contra botes sospechosos de transportar drogas, resultando en la muerte de dos personas en el océano Pacífico oriental.

La incursión, comunicada en redes sociales al día siguiente, señala una ampliación del área de operaciones militares y un giro hacia las aguas frente a Sudamérica, zona por donde pasa gran parte de la cocaína de los principales productores mundiales.

Hegseth reporta un noveno asalto, nuevamente en el Pacífico cerca de las costas sudamericanas, y asegura que tres varones fueron abatidos. Publica un video en redes sociales donde se observa una nave en movimiento, una detonación, y luego fuego y humo emanando del bote. Las imágenes se cortan a lo que parecen ser varios bultos flotando en el agua.

Hegseth ordena al portaaviones más moderno de Estados Unidos, e

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