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Según el portal de seguimiento Flightaware, actualmente se reportan cerca de 1.006 anulaciones de vuelos, siendo las terminales aéreas de Washington, Chicago, Atlanta, Denver y Nueva York las más impactadas por ahora.
“Debemos adoptar tácticas nunca vistas porque enfrentamos un escenario sin precedentes con la paralización del Gobierno”, manifestó a la cadena CBS el secretario de Transporte, Sean Duffy, quien solicitó el cese del cierre federal, que ya suma 38 días, el más extenso en la historia americana, sin perspectivas claras de acuerdo en el Senado.
Las principales compañías aéreas nacionales, como American Airlines, United y Delta, son las que acumulan la mayor cantidad de suspensiones, primando en trayectos internos, con más de 400 vuelos cancelados sumando las tres.
De acuerdo con la firma Cirium, que provee información y análisis aeronáuticos para el sector y fue citada por The New York Times, las perturbaciones son de momento bastante menores y de mantenerse estos números, este día se ubicaría como el 72º peor en cuanto a suspensiones desde inicios del año pasado en el país.
La Administración Federal de Aviación (FAA) está reportando inconvenientes de personal en O’Hare y en los aeropuertos de Ontario (California) y Newark (Nueva Jersey), que atiende a Nueva York y que ha padecido constantemente la carencia de controladores en las últimas semanas hasta el punto de tener que suspender temporalmente todas sus operaciones de fin de semana.
El cese de actividades ha provocado ya la baja de 2.000 controladores aéreos, quienes, según las autoridades, se han desvinculado y han tomado empleos temporales debido a la falta de pago.
Millones de viajeros estadounidenses podrían verse perjudicados si esta situación se extiende hasta el Día de Acción de Gracias, una de las festividades más significativas del año en la nación.
“Observamos controladores trabajando seis jornadas semanales, con turnos de diez horas”, comentó Duffy este viernes, reiterando que esta exigencia sobre estos profesionales arroja cifras que “aunque no eran motivo de alarma, sí resultaban preocupantes”, por lo que defendió la reducción como un modo de prevenir problemas.
Los demócratas supeditan el aval a la medida para terminar con el cierre a la extensión de las subvenciones para el plan de sanidad Obamacare, que expiran al concluir el año.
La bancada mayoritaria republicana (53 escaños) necesita el apoyo de la minoría opositora (45 escaños) para que la propuesta logre los 60 votos necesarios para su aprobación.
Ante este panorama, el secretario Duffy confirmó que los viajes internacionales no se verán afectados a pesar de la disminución del tráfico aéreo forzada por el cierre gubernamental.
“Los recorridos internacionales no sufrirán impacto. Cumplimos con tratados internacionales que debemos honrar. Por esos convenios, no alteraré los vuelos internacionales”, declaró a la prensa desde el aeropuerto Ronald Reagan de Washington.
Añadió que hay naciones que “están aguardando que Estados Unidos incumpla los pactos para reducir los vuelos estadounidenses” y enfatizó que eso no sucederá.















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