Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Los Estados Unidos son un destino codiciado por universitarios de todo el orbe, pero su atractivo ha disminuido en este ciclo lectivo: en vista de la estricta política migratoria de Donald Trump, la cifra de nuevos ingresos de foráneos en las instituciones de educación superior de… la principal potencia mundial se ha desplomado un 17% en este periodo en comparación con el anterior. Esta es la merma más significativa en admisiones de alumnos internacionales en más de una década, si se excluye el descenso provocado por la pandemia de Covid-19.
El interés decreciente de los extranjeros surge tras las vicisitudes que han marcado el segundo mandato hasta ahora, afectando directamente la llegada de estudiantes para el curso que acaba de iniciarse este otoño: la paralización de la gestión de visados por semanas durante la primavera, el endurecimiento de la vigilancia de las redes sociales de los aspirantes, las advertencias a ciertas instituciones sobre impedir la entrada de alumnos del exterior (durante el enfrentamiento de Trump con Harvard) o las limitaciones de viaje para ciudadanos de determinados países.
Este retroceso en las nuevas inscripciones foráneas ha sido señalado por un reporte difundido por el Instituto de Educación Internacional (IIE), el cual realizó una encuesta a 828 universidades del país. Los resultados evidencian que las dificultades y la incertidumbre sobre la obtención de visados han sido un factor primordial en la reducción del interés: el 57% de las universidades reportaron una baja en el número de extranjeros, el 96% atribuye esto a la preocupación por la tramitación de visados, mientras que el 68% menciona las restricciones de movilidad.
Esta baja del 17% se suma a la del 7% registrada el año pasado, aún bajo la gestión de Joe Biden, debido a la demora en la concesión de visados para estudiantes procedentes de India y del África subsahariana.
En total, se estima que hay 1.2 millones de alumnos internacionales cursando estudios en EE.UU., incluyendo aquellos en los primeros años universitarios, posgrado, programas sin titulación y pasantías, como el programa de formación práctica opcional (OPT). En cómputo general, el alumnado extranjero ha disminuido un 1% con respecto al año pasado.
A pesar de todo, el declive en las nuevas admisiones es mucho menor al que anticipaba la Asociación de Educadores Internacionales (NAFSA) este verano, la cual preveía un descenso de entre el 30% y el 40%. No obstante, su directora ejecutiva, Fanta Aw, afirmó este lunes en un comunicado que incluso esta caída menor a lo previsto conlleva un impacto preocupante para EE.UU., con un coste de 1.100 millones de dólares y la pérdida de 23.000 empleos.
“El flujo de talento global hacia EE.UU. se encuentra en una situación delicada”, señaló Aw. “Es imperativo que Estados Unidos implemente estrategias que promuevan la captación y retención de los estudiantes más destacados y brillantes a nivel mundial”.
El golpe para las instituciones de educación superior estadounidenses, muchas de las cuales enfrentan problemas financieros y para las cuales los estudiantes internacionales son un soporte vital, podría ser mucho más severo el próximo ciclo. Debido a los plazos en los procedimientos de postulación y admisión a las universidades de EE.UU., una gran parte de los nuevos estudiantes ya se habían comprometido a venir a la principal nación en cuanto comenzaron los obstáculos y las limitaciones para obtener sus visados. Es posible que quienes planean estudiar en el extranjero el próximo otoño consideren con mayor peso la política migratoria rigurosa de Trump al decidir su destino.















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