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Jeannette Jara, de 51 años, y José Antonio Kast, de 59, consiguieron, respectivamente, el 26.85% y el 23.92% de los sufragios en las elecciones generales del domingo.
El desenlace de los comicios generales en Chile no resultó sorpresivo para nadie. Tal como indicaban las encuestas, la comunista Jeannette Jara y el ultraderechista José Antonio Kast se enfrentarán en una segunda ronda electoral. Para ese balotaje del 14 de diciembre, el timonel del Partido Republicano se encontraría en una mejor posición, dado que los diversos sectores de la derecha sumaron entre todos más del 50% de los votos, dejando en apuros a la izquierda en el poder.
Jara, de 51 años, y Kast, de 59, obtuvieron, respectivamente, el 26.85% y el 23.92% de los votos en las votaciones generales del domingo. A pesar de que la comunista encabezó las preferencias, fue la abanderada de izquierda con el menor número de votos desde que se restauró la democracia en 1990. La coalición progresista que ella lidera también cosechó el peor resultado en la votación para renovar el Congreso.
“Jara obtuvo un porcentaje menor que la aprobación del propio gobierno, que ronda el 30%. Hay entonces gente que aprueba al gobierno y que no la votó a ella”, comentó a The Associated Press el experto en política Gilberto Aranda, de la Universidad de Chile. “El camino es muy difícil para la izquierda”.
Unidos, Jara y Kast superan ligeramente el 50% de los sufragios, por lo que para la segunda vuelta enfrentan el reto de atraer a la otra mitad de un electorado fatigado y fragmentado, en un contexto de creciente preocupación por la delincuencia y la inmigración indocumentada.
El dirigente del Partido Republicano ha visto fortalecido su apoyo gracias al respaldo explícito que otros representantes de la derecha le manifestaron de cara al balotaje: Evelyn Matthei (12.46%), la carta de la derecha tradicional, y Johannes Kaiser (13.94%), el libertario que irrumpió en la campaña con su discurso rupturista. El aval de ambos sitúa al ultraderechista con cerca del 51% de los votos, perfilándolo como el probable futuro mandatario de Chile.
“El domingo se definió la disputa entre las derechas, fue la primaria de la derecha y triunfó una facción del hiperconservadurismo”, afirmó Aranda. A pesar de la “notable fragmentación del voto” en los ámbitos conservadores, “quienes votaron por Matthei y quienes votaron por Kaiser no están tan distanciados de la opción de Kast”, agregó el analista.
Viraje hacia la extrema derecha
Los resultados del domingo confirmaron el giro ideológico hacia la ultraderecha y expusieron el revés de la derecha clásica simbolizada por Matthei, quien finalizó en la quinta posición entre los ocho aspirantes presidenciales.
A lo largo de la campaña, Kast, quien se opone al aborto y al matrimonio igualitario, captó votantes con su propuesta de un “gobierno de emergencia” para frenar el crimen organizado y controlar la inmigración irregular, los dos mayores temores de los chilenos.
El discurso de firmeza del líder del Partido Republicano, que incluye medidas como la expulsión masiva de migrantes sin papeles, la edificación de barreras y fosos en las fronteras e intervenciones militares para recuperar zonas controladas por el narcotráfico, ha seducido incluso a quienes se ubican en el otro extremo del espectro político.
“Nosotros solicitábamos a (el presidente Gabriel) Boric que desplegara al Ejército o a los militares en las calles porque he notado cómo el narcotráfico ha transformado Chile”, señaló Francisco Javier Romero, de 55 años, quien admitió que aunque votará nuevamente por Jara, un gobierno de Kast podría aliviar esa problemática.
Kast también contaría con un fuerte respaldo del sector de derecha en el Congreso.
En la Cámara Baja se observó un marcado incremento de los legisladores del Partido Republicano, y las distintas formaciones de derecha suman en total 76 de los 155 escaños. En el Senado, la oposición acumula 25 legisladores frente a los 23 que permanecen del lado del oficialismo, más dos independientes.
La superioridad legislativa otorgaría a Kast la capacidad de impulsar su controvertida plataforma contra la inseguridad.
“El asunto de la seguridad fue determinante” para el ascenso de la derecha, explicó Aranda. La “sensación de inseguridad en Chile ha aumentado muchísimo, bastante más que incluso el deterioro real de la seguridad”.
El sufragio del descontento
La gran sorpresa de la jornada fue la aparición del economista Franco Parisi, del Partido de la Gente, quien finalizó tercero con casi el 20% de adhesión.
Los votos de Parisi —quien se presenta por tercera ocasión a La Moneda con su lema de no ser “ni facho ni comunacho”— se han convertido en un capital fundamental para las aspiraciones presidenciales. Su partido consiguió 14 bancas en la cámara baja, un número crucial para respaldar las iniciativas del futuro gobernante del país.
“Uno siempre espera mejores resultados… pero esto nos obliga a plantearnos retos mayores”, reconoció Jara desde el estrado de una plaza céntrica de la capital, donde expresó sus primeras palabras tras la votación.
Consciente del reto que tiene enfrente, la oficialista aprovechó para hacer un gesto a posibles electores. Expresó solidaridad con Matthei y reconoció las “contribuciones” de los candidatos independientes Marco Enríquez-Ominami, Eduardo Artés y Harold Mayne-Nicholls, quienes sumados obtuvieron cerca del 3% de los votos.
Pero dedicó un tiempo más amplio al electorado que favoreció a Parisi. “Lo que ha logrado Franco Parisi no es menor y merece nuestro respeto y nuestro aplauso”, manifestó. “Al electorado hay que escucharlo, atenderlo e intentar interpretarlo”.
Parisi mantuvo en suspenso su posible apoyo y exhortó a los contendientes a “conquistar los votos en la calle”.
Con un discurso “simple, concreto y directo”, calificado por muchos como populista, el economista representa un segmento de votantes apolíticos y menos inclinados a ideologías. Entre otras propuestas, ha defendido “balazo o cárcel para los delincuentes”, sacar a los militares a las calles y devolver el impuesto al valor agregado de los medicamentos.
“Los votos destinados a Parisi combinan a los desilusionados tanto con la izquierda como con la derecha, y a los pragmáticos antisistema”, señaló a AP el analista Guillermo Hofmann.
Según Aranda, el sufragio dirigido al economista reflejó la “irritación” con las élites políticas. La dirección que tome en el futuro es incierta.















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