Tras finalizar su capacitación técnica, no se detuvo; siguió formándose y hoy cursa el último año de Ingeniería Industrial.
Las adversidades de la vida, a menudo, llevan a muchos a rendirse, hacer una pausa o renunciar; para otros, son la señal de que solo queda una vía: seguir adelante. Este es el caso de la dominicana Nadia Matos, de 45 años y oriunda de San Cristóbal, quien modificó su trayectoria personal merced a la disciplina y la firmeza de sus convicciones.
En una conversación con Listín Diario, Matos relató que, antes de encontrar su verdadera pasión, desempeñó diversos oficios. Fue encargada de banca de lotería en su localidad, Doña Chucha, en su provincia natal, y también laboró en una planta de costura, hasta que resolvió capacitarse en el campo que realmente la apasionaba.
“Antes de ser mecánica… trabajaba como cajera de lotería en mi barrio, pasé por una empresa de costura hasta que definí hacer un curso”, comentó.
Su primer contacto con este rubro se dio en 2003, es decir, hace 22 años, cuando decidió matricularse en un curso introductorio de mecánica en el Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (Infotep).
Antes de sumergirse en el ámbito de los motores y embragues, ya había enfrentado juicios adversos del entorno.
En esa misma institución educativa, al principio no le ofrecieron la opción de estudiar mecánica o electricidad automotriz porque era habitual intuir que las mujeres elegirían otras áreas.
“Me mencionaron todas las carreras destinadas a mujeres y omitieron tanto la electricista automotriz como la mecánica”, señaló Nadia Matos.
La persona que la atendió le facilitó toda la información necesaria, permitiéndole inscribirse exitosamente en la formación de mecánica básica que anhelaba.
Sin embargo, pronto comenzó a enfrentar serios problemas económicos, llegando al punto de no poder asistir a clases por carecer de los medios para el transporte.
Además, compartió que empezó a recibir comentarios que la desanimaban: se decía que la carrera elegida no tenía futuro, lo que incrementaba su incertidumbre y el peso de sus impedimentos para continuar estudiando.
“Me dejé afectar por las opiniones de gente pesimista: que eso era para varones… afectaron mi autoconfianza y mi motivación”, afirmó.
No obstante, relata que al reencontrarse con uno de sus antiguos instructores, este le hizo reconsiderar su abandono ofreciéndole una gran oportunidad.
“Me brindó la posibilidad (el maestro) de trabajar como mecánica en OMSA. Estuve allí cuatro años como mecánica automotriz gracias a su apoyo, el resto es historia”, manifestó con emoción.
A partir de ese instante, su progreso fue constante. Nadia Matos consiguió un empleo como asistente en un taller.
Mientras trabajaba, siguió con sus estudios, logrando su título de técnica en mecánica automotriz en 2013.
Posteriormente, completó módulos adicionales para progresar y ascender en otros roles laborales que enriquecieron su perfil profesional.
Ese esfuerzo dio sus frutos. En 2023 obtuvo la certificación como Maestra Técnica en Mecánica Automotriz y, en 2024, pasó a formar parte del comité de evaluación de mecánica del Infotep.
En el ámbito laboral, actualmente ocupa el puesto de supervisora de servicios técnicos en Reid Compañía Autocamiones, S.A., donde dirige un conjunto de técnicos jóvenes y trabaja con la marca Isuzu, tanto para camiones como para camionetas.
“Hoy me siento satisfecha del camino recorrido. No solo por mis logros, sino por abrir senderos a otras mujeres que aspiran a ejercer un oficio donde pocos creen en ellas”, expresó con sentimiento.
Pero su voluntad de superación no se detuvo al alcanzar su logro más reciente. Su formación profesional sigue en marcha.
Matos comentó a Listín Diario que estudia el ciclo final de Ingeniería Industrial en la Universidad O&M y no descarta la docencia en el porvenir.
“A todas las mujeres que tienen sueños, que luchan y que se levantan cada vez que la vida las desafía: jamás dejen de confiar en su potencial, pues el mundo necesita de su coraje, pasión y entereza”, concluyó.
Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.














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